Sumos Pontífices
Benedicto XVI
Fe
AÑO 2005
MAYO
*La fe cristiana no
es algo puramente espiritual e interior, y nuestra relación con Cristo no es
sólo subjetiva y privada (Discurso, 13 de mayo).
AGOSTO
*La fe no es
simplemente la adhesión a un conjunto de dogmas, completo en sí mismo, que
apagaría la sed de Dios presente en el alma humana. Al contrario, proyecta al
hombre, en camino en el tiempo, hacia un Dios siempre nuevo en su infinitud
(Ángelus, 28 de agosto).
NOVIEMBRE
*Hace falta una
confesión clara, valiente y entusiasta de la fe en Jesucristo (Discurso, 5 de
noviembre).
*La educación de los
jóvenes en la fe debe estar basada en el encuentro directo y personal con el
hombre, en el testimonio –es decir, en la auténtica transmisión de la fe, de
la esperanza, de la caridad y de los valores que derivan directamente de
ellas- de persona a persona (Discurso, 26 de noviembre).
*Por tanto en la
educación de los jóvenes en la fe se trata de un auténtico encuentro con otra
persona, a la que primero hay que escuchar y comprender (Discurso, 26 de
noviembre).
*La fe me redime de
la soledad (Discurso, 26 de noviembre).
*La educación en la
fe debe consistir antes que nada en cultivar lo bueno que hay en el hombre
(Discurso, 26 de noviembre).
DICIEMBRE
*La fe cristiana,
poniendo el amor en el centro, ha asumido el núcleo de la fe de Israel
(Encíclica-1, 25 de diciembre).
*La naturaleza
específica de la fe es la relación con el Dios vivo, un encuentro que nos abre
nuevos horizontes mucho más allá del ámbito propio de la razón (Encíclica-28,
25 de diciembre).
*A cuantos trabajan
en instituciones caritativas de la Iglesia se les ha de guiar al encuentro con
Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de
modo que para ellos el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir
impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual
actúa por la caridad (Encíclica-31, 25 de diciembre).
*Los cristianos
aunque estén inmersos como los demás hombres en las dramáticas y complejas
vicisitudes de la historia, permanecen firmes en la certeza de que Dios es
Padre y nos ama, aunque su silencio siga siendo incomprensible para nosotros
(Encíclica-38, 25 de diciembre).
*La fe nos muestra a
Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de
que realmente es verdad que Dios es amor (Encíclica-39, 25 de diciembre).
*La fe, que hace
tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús
en la cruz, suscita a su vez el amor (Encíclica-39, 25 de diciembre).
*La fe sirve para
purificar la razón, para que pueda ver y decidir correctamente (Presentación
de la Encíclica, 25 de diciembre).
AÑO 2006
FEBRERO
*En la vida de la
Iglesia la fe tiene una importancia fundamental, porque es fundamental el don
que Dios hace de sí mismo en la revelación, y esta autodonación de Dios se
acoge en la fe (Discurso, 10 de febrero).
*Si la verdad de la
fe se sitúa con sencillez y determinación en el centro de la existencia
cristiana, la vida del hombre se renueva y reanima gracias a un amor que no
conoce pausas ni confines (Discurso, 10 de febrero).
*El servicio a la
fe, que es testimonio de aquel que es la Verdad total, es también un servicio
a la alegría, y ésta es la alegría que Cristo quiere difundir en el mundo: es
la alegría de la fe en él, de la verdad que se comunica por medio de él, de la
salvación que viene de él (Discurso, 10 de febrero).
MARZO
*La fe, en última
instancia, es un don. Por tanto, la primera condición es permitir que nos
donen algo, no ser autosuficientes, no hacerlo todo nosotros mismos, porque no
podemos, sino abrirnos, conscientes de que el Señor dona realmente (Encuentro,
2 de marzo).
*Nadie cree sólo por
sí mismo. Nosotros creemos siempre en la Iglesia y con a Iglesia (Encuentro, 2
de marzo).
*La fe, pues, es
ante todo Dios quien la da. Pero no la “hacemos” también en cuanto no podemos
inventarla. Por decirlo así, debemos dejarnos insertar en la comunión de la
fe, de la Iglesia (Encuentro, 2 de marzo).
*La fe cristiana no
es ideología, sino encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado
(Homilía, 26 de marzo).
MAYO
*La fe, entendida
como fruto de la experiencia del amor de Dios, es una gracia, un don de Dios
(Carta, 15 de mayo).
*La Iglesia insiste
también en el derecho inalienable de las personas a profesar sin obstáculos,
tanto pública como privadamente, la propia fe religiosa, así como el derecho
de los padres a que sus hijos reciban una educación acorde con sus propios
valores y creencias (Discurso, 20 de mayo).
*Si confiamos en
Cristo no perdemos nada, sino que lo ganamos todo (Homilía, 26 de mayo).
*La fe no significa
sólo aceptar cierto número de verdades abstractas sobre los misterios de Dios,
del hombre, de la vida y de la muerte, de las realidades futuras (homilía, 26
de mayo).
*La fe consiste en
una relación íntima con Cristo, una relación basada en el amor de Aquel que
nos ha amado primero hasta la entrega total de sí mismo (Homilía, 26 de mayo).
*Vivir nuestra fe
como relación de amor con Cristo significa también estar dispuestos a
renunciar a todo lo que constituye la negación de su amor (Homilía, 26 de
mayo).
*Una fe fuerte debe
superar las pruebas. Una fe viva debe crecer siempre. Nuestra fe en
Jesucristo, para seguir siendo tal, debe confrontarse a menudo con la falta de
fe de los demás (Encuentro, 27 de mayo).
*Creer quiere decir
abandonarse a Dios, poner en sus manos nuestro destino. Creer quiere decir
entablar una relación muy personal con nuestro Creador y Redentor, en virtud
del Espíritu Santo, y hacer que esta relación sea el fundamento de toda la
vida (Homilía, 28 de mayo).
*Es importante
aquello en lo que creemos, pero más importante aún es aquel en quien creemos
(Homilía, 28 de mayo).
JUNIO
*La
fe y la ética cristiana no pretenden ahogar el amor, sino hacerlo sano, fuerte
y realmente libre (Discurso, 5 de junio).
*La fe como
encuentro con Aquel que es la Verdad y el Amor (Discurso, 5 de junio).
*Educar a las nuevas
generaciones en la fe es una tarea grande y fundamental que atañe a toda la
comunidad cristiana (Discurso, 5 de junio).
JULIO
*La fe no es, pues,
una mera herencia cultural, sino una acción continua de la gracia de Dios que
llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada (Homilía,
9 de julio).
SEPTIEMBRE
*Nuestra fe no la
imponemos a nadie. Este tipo de proselitismo es contrario al cristianismo. La
fe sólo puede desarrollarse en la libertad. Pero a la libertad de los hombres
pedimos que se abra a Dios, que lo busque, que lo escuche (Homilía, 10 de
septiembre).
*La fe es al mismo
tiempo esperanza, es la certeza de que tenemos un futuro y de que no caeremos
en el vacío. La fe es amor, porque el amor de Dios quiere “contagiarnos”. Esto
es lo primero: nosotros simplemente creemos en Dios, y esto lleva consigo
también la esperanza y el amor (Homilía, 12 de septiembre).
*El que cree nunca
está solo. Dios nos sale al encuentro (Homilía, 12 de septiembre).
*La fe no quiere
infundirnos miedo, pero quiere llamarnos a la responsabilidad (Homilía, 12 de
septiembre).
*La fe de la Iglesia
se ha atenido siempre a la convicción de que entre Dios y nosotros, entre su
eterno Espíritu creador y nuestra razón creada, existe una verdadera analogía,
en la que ciertamente las diferencias son infinitamente más grandes que las
semejanzas, pero sin llegar por ello a abolir la analogía y su lenguaje
(Discurso, 12 de septiembre).
OCTUBRE
*Para que la
experiencia de la fe y del amor cristiano sea acogida y vivida y transmita de
una generación a otra, es fundamental y decisiva la cuestión de la educación
de la persona (Discurso, 19 de octubre).
*La fe es un camino
de iluminación: parte de la humildad de reconocerse necesitados de salvación y
llega al encuentro personal con Cristo, que llama a seguirlo por la senda del
amor (Ángelus, 29 de octubre).
NOVIEMBRE
*La fe nos recuerda
que no hay que tener miedo a la muerte del cuerpo, porque sea que vivamos, sea
que muramos, somos del Señor (Ángelus, 5 de noviembre).
*La fe en realidad
mira siempre a Dios, y así nos impulsa también a nosotros a mirar hacia Dios y
a ponernos en movimiento hacia él (Discurso, 7 de noviembre).
*No podemos inventar
nosotros mismos la fe, componiéndola con elementos “sostenibles”; debemos
creer juntamente con la Iglesia (Discurso, 7 de noviembre).
*Es importante que,
junto con los demás creyentes, formemos el gran “Yo” de la Iglesia, su
“Nosotros” vivo, constituyendo así la gran comunidad de la fe (Discurso, 7 de
noviembre).
AÑO 2007
ABRIL
*No tiene nada que
temer quien se encuentra con Jesús resucitado y a él se encomienda dócilmente
(Regina Caeli, 9 de abril).
*El cristiano, como
sabemos, no comienza a creer al aceptar una doctrina, sino tras el encuentro
con una Persona, con Cristo muerto y resucitado (Regina Caeli, 9 de abril).
MAYO
*Al ver la belleza
de las criaturas y constatar la bondad que existe en todas ellas, es imposible
no creer en Dios y no experimentar su presencia salvífica y consoladora
(Encuentro, 10 de mayo).
*La fe es un
camino, dirigido por el Espíritu Santo, que
se compendia en dos palabras: conversión y seguimiento (Discurso, 11 de mayo).
*La fe en Cristo
implica una praxis de vida basada en el doble mandamiento del amor, a Dios y
al prójimo, y expresan también la dimensión social de la vida (Discurso, 11 de
mayo).
*La coherencia en la
fe necesita también una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo
así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana
(Discurso, 12 de mayo).
*No es una ideología
política, ni un movimiento social, como tampoco un sistema económico; es la fe
en Dios Amor, encarnado, muerto y resucitado en Jesucristo, el auténtico
fundamento de esta esperanza (Homilía, 13 de mayo).
*La fe nos libera
del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión: el encuentro con Dios
es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos (Discurso, 13 de mayo). *La
reflexión madura de la fe es luz para el camino de la vida y fuerza para ser
testigos de Cristo (Discurso, 13 de mayo).
JUNIO
*Educar en la fe, en
el seguimiento y en el testimonio quiere decir ayudar a nuestros hermanos, o
mejor, ayudarnos mutuamente a entablar una relación viva con Cristo y con el
Padre (Discurso, 11 de junio).
*Nuestra fe no es
algo del pasado, sino que puede vivirse hoy y que viviéndola encontramos
realmente nuestro bien (Discurso, 11 de junio).
*Cuando se trata de
educar en la fe, es central la figura del testigo y el papel del testimonio
(Discurso, 11 de junio).
JULIO
*La fe nace y se
robustece en nosotros gracias a los Sacramentos, sobre todo los de la
iniciación cristiana (Mensaje, 20 de julio).
AGOSTO
*La fe,
aparentemente débil, es la verdadera fuerza del mundo (Homilía, 15 de agosto).
SEPTIEMBRE
*Nada es imposible
para quien se fía de Dios y se entrega a Dios (Discurso, 1 de septiembre).
*A todos los que comparten la fe en Cristo la
Iglesia les pide testimoniarla hoy con mayor valentía
y generosidad (Discurso, 21 de septiembre).
OCTUBRE
*El contenido ético
de la fe cristiana no constituye una imposición dictada a la conciencia del
hombre desde el exterior, sino una norma que tiene su fundamento en la misma
naturaleza humana (Discurso, 5 de octubre).
*La fe es la fuerza
que en silencio, sin hacer ruido, cambia el mundo y lo transforma en el reino
de Dios (Homilía, 21 de octubre).
*La oración es
expresión de la fe (Homilía, 21 de octubre).
*Cuando la fe se
colma de amor a Dios, reconocido como Padre bueno y justo, la oración se hace
perseverante, insistente (Homilía, 21 de octubre).
*La fe nos asegura
que Dios escucha nuestra oración y nos ayuda en el momento oportuno, aunque la
experiencia diaria parezca desmentir esta certeza (Homilía, 21 de octubre).
NOVIEMBRE
*Por la fe, de
manera incipiente, podríamos decir “en germen”, ya están presentes en nosotros
las realidades que se esperan: el todo, la vida verdadera. Y precisamente
porque la realidad misma ya está presente, esta presencia de lo que vendrá
genera también certeza (Encíclica-7, 30 de noviembre).
*La fe nos da algo.
Nos da ya ahora algo de la realidad esperada (Encíclica-7, 30 de noviembre).
*La fe otorga a la vida
una base nueva, un nuevo fundamento sobre el
que hombre pueda apoyarse (Encíclica-8, 30 de noviembre).
*La crisis actual de
la fe que, en sus aspectos concretos, es sobre todo una crisis de la esperanza
cristiana (Encíclica-17, 30 de noviembre).
AÑO 2008
ABRIL
*La
fe nos ayuda a ampliar el horizonte más allá de nosotros mismos para ver la
vida como Dios la ve (Encuentro, 19 de abril).
*La fe proyecta una luz nueva sobre todas las
cosas. La fe, además, nos ofrece la fuerza para responder a nuestra alta
vocación
y la esperanza que nos lleva a trabajar por
una sociedad cada vez más justa y fraterna (Discurso, 16 de abril).
*La fe no puede
sobrevivir si no se alimenta, si no es activa en la práctica del amor
(Respuesta, 16 de abril).
*La fe cristiana es
esencialmente eclesial, como sabemos, y sin un vínculo vivo con la comunidad,
la fe del individuo nunca crecerá hasta la madurez (Respuesta, 16 de abril).
*Es importante
recordar que la verdad de la fe y la de la razón nunca se contradicen
(Discurso, 17 de abril).
MAYO
*Lo digo a los
adultos y a los jóvenes: cultivad una fe pensada, capaz de dialogar en
profundidad con todos (Homilía, 18 de mayo).
JUNIO
*A la fe cristiana
corresponde el mérito histórico de haber suscitado en el hombre, de modo nuevo
y con una profundidad nueva, la capacidad de compartir también interiormente
el sufrimiento del prójimo, el cual así ya no está solo en su sufrimiento, y
también de sufrir por amor al bien, a la verdad y a la justicia (Discurso, 9
de junio).
*Todo esto supera
ampliamente nuestras fuerzas, pero resulta posible desde el compadecer de Dios
por amor al hombre en la pasión de Cristo (Discurso, 9 de junio).
AGOSTO
*La fe no implica
sólo un aspecto sobrenatural; además, reconstruye al hombre, devolviéndolo a
su humanidad (Discurso, 6 de agosto).
*La fe se basa
precisamente en las virtudes naturales: la honradez, la alegría, la
disponibilidad a escuchar al prójimo, la capacidad de perdonar, la
generosidad, la bondad, la cordialidad entre las personas (Discurso, 6 de
agosto).
*Estas virtudes humanas indican que la fe
está realmente presente, que verdaderamente
estamos con Cristo (Discurso, 6 de agosto).
*La fe implica la
plena realización del ser humano, de la humanidad (Discurso, 6 de agosto).
SEPTIEMBRE
*La razón nunca está
en contradicción real con la fe. El único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ha creado la razón y nos da la fe (Homilía, 13 de septiembre).
OCTUBRE
*Me parece útil
reafirmar que la Iglesia no impone, sino que propone libremente la fe
católica, sabiendo bien que la conversión es el fruto misterioso de la acción
del Espíritu Santo (Discurso, 2 de octubre).
*La fe es don y obra
de Dios. Precisamente por eso está prohibida cualquier forma de proselitismo
que obligue, induzca o atraiga a alguien con medios inoportunos a abrazar la
fe (Discurso, 2 de octubre).
*La fe no teme el
progreso de la ciencia y el desarrollo al que conducen sus conquistas, cuando
éstas tienen como fin al hombre, su bienestar y el progreso de toda la
humanidad (Discurso, 16 de octubre).
DICIEMBRE
*La fe no es
producto de nuestro pensamiento, de nuestra reflexión; es algo nuevo que no
podemos inventar, sino que recibimos como don, como una novedad producida por
Dios (Audiencia, 10 de diciembre).
*La fe no es algo
sólo interior, sino una relación con Alguien (Audiencia, 10 de diciembre).
AÑO 2009
FEBRERO
*La fe y la adhesión
a Jesucristo exigen a los fieles católicos convertirse en instrumentos de
reconciliación y de fraternidad en la verdad, la justicia y el amor (Discurso,
9 de febrero).
MAYO
*Mediante la fe en
Dios nos unimos en el Cuerpo de Cristo y precisamente así, creyendo
profundamente, podemos experimentar también la comunión entre nosotros y
superar la soledad del individualismo (Discurso, 26 de mayo).
JUNIO
*La fe no es sólo
pensamiento, sino que implica a todo el ser. Así, la realidad de Dios, a
través de la fe, penetra en nuestro ser y lo transforma (Audiencia, 3 de
junio).
*La fe nos ayuda a
penetrar el sentido de todo lo humano y, por lo tanto, también el del
sufrimiento (Discurso, 21 de junio).
*El nuevo modo de
pensar que nos da la fe, se desarrolla primero hacia la verdad. El poder del
mal es la mentira. El poder de la fe, el poder de Dios, es la verdad (Homilía,
28 de junio).
*La razón necesita
siempre ser purificada por la fe. A su vez, la religión tiene siempre
necesidad de ser purificada por la razón para mostrar su auténtico rostro
humano (Encíclica-56, 29 de junio).
*La razón y la fe
colaboran a la hora de mostrarle al hombre el bien con tal que lo quiera ver
(Encíclica-75, 29 de junio).
*La fe cristiana es
esperanza. Abre el camino hacia el futuro. Y es una esperanza que posee
razonabilidad; una esperanza, cuya razón podemos y debemos exponer (Homilía,
29 de junio).
*La fe procede de la
Razón eterna, que ha entrado en nuestro mundo y nos ha mostrado al verdadero
Dios (Homilía, 29 de junio).
*La fe trasciende la
capacidad propia de nuestra razón, al igual que el amor ve más que la mera
inteligencia (Homilía, 29 de junio).
JULIO
*Podemos caer en la
tentación de reducir la vida de fe a una cuestión de mero sentimiento,
debilitando así su poder de inspirar una visión coherente del mundo y un
diálogo riguroso con otras muchas visiones que compiten en la conquista de las
mentes y los corazones de nuestros contemporáneos (Homilía, 19 de julio).
SEPTIEMBRE
*La fe es
perfeccionamiento de nuestras capacidades cognoscitivas y participación en el
conocimiento que Dios tiene de sí mismo y del mundo (Discurso, 6 de
septiembre).
*La fe requiere que
sea transmitida: no se nos ha entregado sólo para nosotros mismos, para la
salvación personal de nuestra alma, sino para los demás, para este mundo y
para nuestro tiempo (Homilía, 12 de septiembre).
*Debemos situar la
fe en este mundo, para que en él se transforme en una fuerza viva; para que
aumente en él la presencia de Dios (Homilía, 12 de septiembre).
*La fe como la
esperanza, en la época moderna, han sufrido una especie de “desplazamiento”,
pues han sido relegadas al plano privado y ultramundano (Homilía, 27 de
septiembre).
*La fe cristiana es
esto: el encuentro con Cristo, Persona viva que da a la vida un nuevo
horizonte y así la dirección decisiva (Mensaje, 28 de septiembre).
OCTUBRE
*La fe en Jesucristo
-cuando se entiende bien y se practica- guía a los hombres y a los pueblos a
la libertad en la verdad o a la reconciliación, a la justicia y a la paz
(Homilía, 25 de octubre).
*La fe no es un
hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad
de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”
(Mensaje, 30 de octubre).
NOVIEMBRE
*Con esta completa
adhesión al Señor, los cristianos podrán transmitir con más facilidad a las
generaciones futuras la herencia de la fe (Mensaje, 13 de noviembre).
*La fe es una fuerza espiritual que purifica a la
razón en la búsqueda de un orden justo, liberándola del riesgo siempre
presente de dejarse deslumbrar por el
egoísmo, el interés y el poder (Discurso, 13 de noviembre).
DICIEMBRE
*La fe en Dios abre
al hombre el horizonte de una esperanza cierta, que no defrauda; indica un
fundamento sólido sobre el cual poder apoyar la vida sin temor (Mensaje, 7 de
diciembre).
*La fe no es un
mito. Es historia real, cuyas huellas podemos tocar con la mano (Discurso, 21
de diciembre).
AÑO 2010
FEBRERO
*Una fe adulta,
capaz de abandonarse totalmente a Dios con actitud filial, alimentada por la
oración, por la meditación de la Palabra de Dios y por el estudio de las
verdades de fe, es condición para poder promover un humanismo nuevo, fundado
en el Evangelio de Jesús (mensaje, 6 de febrero).
MAYO
*La transmisión de la fe es parte
irrenunciable de la formación integral de la persona, porque en Jesucristo se
cumple el proyecto de una vida realizada (Discurso, 27 de mayo).
JUNIO
*La fe nunca puede darse por supuesta,
porque cada generación necesita recibir este don mediante el anuncio del
Evangelio y conocer la verdad que Cristo nos ha revelado (Discurso, 15 de
junio).
*La fe protege a la razón de toda
tentación de desconfianza en sus propias capacidades, la estimula a abrirse a
horizontes cada vez más amplios, mantiene viva en ella la búsqueda de los
fundamentos y, cuando la propia razón se aplica a la esfera sobrenatural de la
relación entre Dios y el hombre, enriquece su trabajo (Audiencia, 16 de
junio).
*Creer consiste
sobre todo en abandonarse a este Dios que nos conoce y nos ama personalmente,
aceptando la Verdad que él reveló en Jesucristo con la actitud que nos lleva a
tener confianza en él como revelador del Padre (Discurso, 19 de junio).
AGOSTO
*La victoria que nace de la fe es la
del amor. Cuántos cristianos han sido y son un testimonio vivo de la fuerza de
la fe que se expresa en la caridad. Han sido artífices de paz, promotores de
justicia, animadores de un mundo más humano, un mundo según Dios (Mensaje, 6
de agosto).
*La fe cristiana no es sólo creer en
la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo (Mensaje, 6 de
agosto).
*Comprendemos ahora que nuestra fe
personal en Cristo, nacida del diálogo con Él, está vinculada a la fe de la
Iglesia: no somos creyentes aislados, sino que, mediante el Bautismo, somos
miembros de esta gran familia, y es la fe profesada por la Iglesia la que
asegura nuestra fe personal (Mensaje, 6 de agosto).
*Así podréis adquirir una fe madura,
sólida, que no se funda únicamente en un sentimiento religioso o en un vago
recuerdo del catecismo de vuestra infancia. Podréis conocer a Dios y vivir
auténticamente de Él (Mensaje, 6 de agosto).
SEPTIEMBRE
*La “luz amable” de
la fe nos lleva a comprender la verdad sobre nosotros mismos, nuestra dignidad
de hijos de Dios y el destino sublime que nos espera en el cielo (Discurso, 18
de septiembre).
*Al permitir que
brille la luz de la fe en nuestro corazón, y permaneciendo en esa luz a través
de nuestra unión cotidiana con el Señor en la oración y en la participación de
la vida que brota de los sacramentos vivificantes de la Iglesia, llegamos a
ser luz para los que nos rodean; ejercemos nuestra misión profética (Discurso,
18 de septiembre).
*La fe busca dar
frutos en la transformación de nuestro mundo a través de la fuerza del
Espíritu Santo, que actúa en la vida y obra de los creyentes (Discurso, 18 de
septiembre).
*En efecto, la
Palabra de Dios se nos da en la Sagrada Escritura como testimonio inspirado de
la revelación que, junto con la Tradición viva de la Iglesia, es la regla
suprema de la fe (Exhortación Apostólica-18, 30 de septiembre).
*La
respuesta propia del hombre al Dios que habla es la fe.
En esto se pone de manifiesto que «para acoger la Revelación, el hombre debe
abrir la mente y el corazón a la acción del Espíritu Santo que le hace
comprender la Palabra de Dios, presente en las sagradas Escrituras»
(Exhortación Apostólica-25, 30 de septiembre).
*La historia de la
salvación en su totalidad nos muestra de modo progresivo este vínculo íntimo
entre la Palabra de Dios y la fe, que se cumple en el encuentro con Cristo.
Con él, efectivamente, la fe adquiere la forma del encuentro con una Persona a
la que se confía la propia vida (Exhortación Apostólica-25, 30 de septiembre).
*Cristo Jesús está
presente ahora en la historia, en su cuerpo que es la Iglesia; por eso,
nuestro acto de fe es al mismo tiempo un acto personal y eclesial (Exhortación
Apostólica-25, 30 de septiembre).
OCTUBRE
*La tentación del
desánimo, de la resignación, afecta a quien es débil en la fe, a quien
confunde el mal con el bien, a quien piensa que ante el mal, con frecuencia
profundo, no hay nada que hacer (Homilía, 3 de octubre).
*Quien está
sólidamente fundado en la fe, quien tiene plena confianza en Dios y vive en la
Iglesia, es capaz de llevar la fuerza extraordinaria del Evangelio (Homilía, 3
de octubre).
*Los cristianos no pueden ignorar la crisis de fe
que afecta a la sociedad o simplemente confiar en que el patrimonio de valores
transmitido a lo largo de los siglos pasados pueda seguir inspirando y
plasmando el futuro de la familia humana (Discurso, 7 de octubre).
*En este punto, la política y la fe se tocan. La fe
tiene, sin duda, su naturaleza específica de encuentro con el Dios vivo que
abre nuevos horizontes mucho más allá del ámbito propio de la razón (discurso,
28 de octubre).
NOVIEMBRE
*Dios está en todas partes, no hace
falta ir a otro lugar, pero también es cierto que la fe, según su esencia,
consiste en ser peregrino (Respuesta, 6 de noviembre).
*Yo insisto mucho en la relación entre
fe y razón, en que la fe, y la fe cristiana, sólo encuentra su identidad en la
apertura a la razón, y que la razón se realiza si trasciende hacia la fe
(Respuesta, 6 de noviembre).
*Pero del mismo modo es importante la
relación entre fe y arte, porque la verdad, fin y vida de la razón, se expresa
en la belleza y se autorrealiza en la belleza, se encuentra como verdad. Y
donde está la verdad debe nacer la belleza (Respuesta, 6 de noviembre).
*El diálogo o el encuentro entre arte
y fe está inscrito en la más profunda esencia de la fe. Debemos hacer todo lo
posible para que también hoy la fe se exprese en arte auténtico (Respuesta, 6
de noviembre).
*Mediante la fe, somos introducidos en
el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera,
abrazados por Dios, transformados por su amor (Discurso, 6 de noviembre).
*Él es la roca sobre la que se
cimienta nuestra fe. Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el
rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de
plenitud del hombre (Homilía, 7 de noviembre).
DICIEMBRE
*Por supuesto la fe tiene su naturaleza específica como encuentro con el Dios
vivo que nos abre nuevos horizontes más allá del ámbito propio de la razón.
Pero al mismo tiempo ésta es una fuerza purificadora para la razón misma,
permitiéndole llevar a cabo de la mejor forma su tarea y de ver mejor lo que
le es propio (Discurso, 2 de diciembre).
*No
se trata de imponer normas o modos de comportamiento a quienes no comparten la
fe. Se trata sencillamente de la purificación de la razón, que quiere ayudar a
hacer que lo que es bueno y justo pueda, aquí y ahora, ser reconocido y
después también realizado (Discurso, 2 de diciembre).
*La
fe, de hecho, se fortalece cuanto más se deja iluminar por la Palabra divina
(Ángelus, 5 de diciembre)
*Pidámosle, pues, que nos despierte del sueño de una fe que se ha cansado y
que devuelva a esa fe la fuerza de mover montañas, es decir, de dar el justo
orden a las cosas del mundo (Discurso, 20 de diciembre).
AÑO 2011
ENERO
*Al darnos la fe, el Señor nos ha dado
lo más precioso que existe en la vida, es decir, el motivo más verdadero y más
bello, por el cual vivir: por gracia hemos creído en Dios, hemos conocido su
amor, con el cual quiere salvarnos y librarnos del mal (Homilía, 9 de enero).
*La fe es el gran don con el que nos
da también la vida eterna, la verdadera vida (Homilía, 9 de enero).
*La firmeza en la fe es el fundamento
de nuestra comunión, es el fundamento de la unidad cristiana (Audiencia, 19 de
enero).
FEBRERO
*Ciertamente, la fe es, en primer
lugar, confiarse a Dios, una relación viva con él (Homilía, 5 de febrero).
*Prestemos atención a que la fe se
exprese siempre en el amor y en la justicia de unos con otros y que nuestra
práctica social se inspire en la fe; que la fe se viva en el amor (Homilía, 5
de febrero).
*La
teología es
scientia fidei
y la oración alimenta la fe. En la unión con Dios, de algún modo, el misterio
se saborea, se hace cercano, y esta proximidad es luz para la inteligencia
(Discurso, 7 de febrero).
MARZO
*La fe, esto es, tener confianza en el
Señor, confiar en el Señor, vivir con él y emprender su camino en un verdadero
seguimiento de Cristo (Lectio divina, 10 de marzo).
ABRIL
*Tenemos necesidad de la humildad de
la fe que busca el rostro de Dios y se confía a la verdad de su amor (Homilía,
17 de abril).
MAYO
*La fe, de hecho, no es alienación:
son otras las experiencias que contaminan la dignidad del hombre y la calidad
de la convivencia social (Discurso, 26 de mayo).
JUNIO
*Esta es una tentación constante en el
camino de fe: eludir el misterio divino construyendo un dios comprensible,
correspondiente a sus propios esquemas, a sus propios proyectos (Audiencia,1
de junio).
*Recuerdo que, precisamente en esta
basílica, en una intervención durante el Sínodo romano, cité unas palabras que
me había escrito en una breve carta Hans Urs von Balthasar: «La fe no se debe
presuponer, sino proponer». Así es (Discurso, 13 de junio).
*Para que sea eficaz, el anuncio de la
fe, a su vez, debe partir de un corazón que cree, que espera, que ama, un
corazón que adora a Cristo y cree en la fuerza del Espíritu Santo (Discurso,
13 de junio).
*La respuesta de la fe nace cuando el
hombre descubre, por gracia de Dios, que creer significa encontrar la
verdadera vida, la «vida en plenitud» (Discurso, 13 de junio).
*La Iglesia, cada uno de nosotros,
tiene que llevar al mundo esta gozosa noticia: que Jesús es el Señor, Aquel en
el que se han hecho carne la cercanía y el amor de Dios por cada hombre y cada
mujer y por toda la humanidad (Discurso, 13 de junio).
*¿Cómo cultivar la semilla de la vida
eterna a medida que el niño va creciendo? San Cipriano nos recuerda: «Nadie
puede tener a Dios por Padre, si no tiene a la Iglesia por Madre». Por ello,
no decimos Padre mío, sino Padre nuestro, porque sólo en el «nosotros» de la
Iglesia, de los hermanos y hermanas, somos hijos (Discurso, 13 de junio).
*La
palabra de la fe corre el riesgo de quedarse muda si no encuentra una
comunidad que la ponga en práctica, haciéndola viva y atrayente, como
experiencia de la realidad de la verdadera vida (Discurso, 13 de junio).
*Para que todo esto sea eficaz y dé
fruto es necesario que el conocimiento de Jesús crezca y se prolongue más allá
de la celebración de los sacramentos. Esta es la tarea de la catequesis
*La catequesis es acción eclesial y,
por tanto, es necesario que los catequistas enseñen y testimonien la fe de la
Iglesia y no su propia interpretación (Discurso, 13 de junio).
JULIO
*De
esta manera Dios no nos obliga a creer en él, sino que nos atrae hacia sí con
la verdad y la bondad de su Hijo encarnado: de hecho, el amor respeta siempre
la libertad (Ángelus, 10 de julio).
AGOSTO
*También nosotros
estamos llamados a crecer en la fe, a abrirnos y acoger con libertad el don de
Dios, a tener confianza y gritar asimismo a Jesús: «¡Danos la fe, ayúdanos a
encontrar el camino!» (Angelus, 14 de agosto).
*La fe nos abre a
conocer y acoger la identidad real de Jesús, su novedad y unicidad, su
Palabra, como fuente de vida, para vivir una relación personal con él (Angelus,
14 de agosto).
*El conocimiento de
la fe crece, crece con el deseo de encontrar el camino, y en definitiva es un
don de Dios, que se revela a nosotros no como una cosa abstracta, sin rostro y
sin nombre; la fe responde, más bien, a una Persona, que quiere entrar en una
relación de amor profundo con nosotros y comprometer toda nuestra vida (Angelus,
14 de agosto).
*Queridos hermanos y
hermanas, alimentemos por tanto cada día nuestra fe, con la escucha profunda
de la Palabra de Dios, con la celebración de los sacramentos, con la oración
personal como «grito» dirigido a él y con la caridad hacia el prójimo (Angelus,
14 de agosto).
*No somos fruto de la casualidad o la
irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de
amor de Dios. Permanecer en su amor significa entonces vivir arraigados en la
fe, porque la fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino
una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este
misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios
(Discurso, 20 de agosto).
*Si permanecéis en el amor de Cristo,
arraigados en la fe, encontraréis, aun en medio de contrariedades y
sufrimientos, la raíz del gozo y la alegría. La fe no se opone a vuestros
ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona (Discurso, 20 de
agosto).
*Después, dirigiéndose personalmente a
los discípulos, Jesús les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro responde con lo que es la primera confesión de fe: «Tú eres el Mesías,
el Hijo del Dios vivo». La fe va más allá de los simples datos empíricos o
históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su
profundidad (Homilía, 21 de agosto).
*La fe no es fruto del esfuerzo
humano, de su razón, sino que es un don de Dios: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de
Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en los cielos». Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que
nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina
(Homilía, 21 de agosto).
*La fe no proporciona solo alguna
información sobre la identidad de Cristo, sino que supone una relación
personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad
y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo (Homilía, 21 de
agosto).
SEPTIEMBRE
*La victoria de la fe, que puede
transformar la muerte en don de la vida, el abismo del dolor en fuente de
esperanza (Audiencia, 14 de septiembre).
*La fe tiene que ser nuevamente
pensada y, sobre todo, vivida, hoy de modo nuevo, para que se convierta en
algo que pertenece al presente. Ahora bien, a ello no ayuda su adulteración,
sino vivirla íntegramente en nuestro hoy (Discurso, 23 de septiembre).
*No serán las tácticas las que nos
salven, las que salven el cristianismo, sino una fe pensada y vivida de un
modo nuevo, mediante la cual Cristo, y con Él, el Dios viviente, entre en
nuestro mundo (Discurso, 23 de septiembre).
*También hoy la fe, vivida a partir de
lo íntimo de nosotros mismos, en un mundo secularizado, será la fuerza
ecuménica más poderosa que nos congregará, guiándonos a la unidad en el único
Señor. Y por esto la plegaria para aprender de nuevo a vivir la fe para poder
así ser una sola cosa (Discurso, 23 de septiembre).
*La seriedad de la fe se manifiesta
sobre todo cuando esta inspira a ciertas personas a ponerse totalmente a
disposición de Dios y, a partir de Dios, a los demás (Discurso, 23 de
septiembre).
*La fe de los cristianos no se basa en
una ponderación de nuestras ventajas y desventajas. Una fe autoconstruida no
tiene valor. La fe no es una cosa que nosotros excogitamos y concordamos. Es
el fundamento sobre el cual vivimos (Discurso, 23 de septiembre).
*La fe es siempre y esencialmente un
creer junto con los otros. Nadie puede cree por sí solo. Recibimos la fe
mediante la escucha, nos dice san Pablo. Y la escucha es un proceso de estar
juntos de manera física y espiritual. Únicamente puedo creer en la comunión de
los fieles de todos los tiempos que han encontrado a Cristo y que han sido
encontrados por Él (homilía, 24 de septiembre).
*El poder creer se lo debo ante todo a
Dios que se dirige a mí y, por decirlo así, “enciende” mi fe. Pero muy
concretamente, debo mi fe a los que me son cercanos y han creído antes que yo
y creen conmigo. Este gran “con”, sin el cual no es posible una fe personal,
es la Iglesia. Y esta Iglesia no se detiene ante las fronteras de los países.
Esto pone de relieve la importancia del intercambio espiritual que se extiende
a través de toda la Iglesia (Homilía, 24 de septiembre).
*Si nos abrimos a la fe íntegra, en la
historia entera y en los testimonios de toda la Iglesia, entonces la fe
católica tiene futuro también como fuerza pública (Homilía, 24 de septiembre).
*La fe en Dios, creador de la vida, y
el permanecer absolutamente fieles a la dignidad de cada persona fortalece a
los cristianos para oponerse decididamente a cualquier intervención que
manipule y seleccione la vida humana (Discurso, 24 de septiembre).
*Puede haber en nuestro entorno
tiniebla y oscuridad y, sin embargo, vemos una luz: una pequeña llama,
minúscula, más fuerte que la oscuridad, en apariencia poderosa e insuperable
(Discurso, 24 de septiembre).
*Ciertamente, quien cree en Jesús no
siempre ve en la vida solamente el sol, casi como si pudiera ahorrarse
sufrimientos y dificultades; ahora bien, tiene siempre una luz clara que le
muestra una vía, el camino que conduce a la vida en abundancia (Discurso, 24
de septiembre).
*Los ojos de los que creen en Cristo
vislumbran incluso en la noche más oscura una luz, y ven ya la claridad de un
nuevo día (Discurso, 24 de septiembre).
*No vivimos solos en el mundo.
Precisamente en las cosas importantes de la vida tenemos necesidad de otros.
En particular, no estamos solos en la fe, somos eslabones de la gran cadena de
los creyentes. Ninguno llega a creer si no está sostenido por la fe de los
otros y, por otra parte, con mi fe, contribuyo a confirmar a los demás en la
suya (Discurso, 24 de septiembre).
OCTUBRE
*«La puerta
de la fe» [cf.
Hch 14, 27], que introduce en la vida
de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta
para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el
corazón se deja plasmar por la gracia que transforma (Carta Apostólica, 11 de
octubre).
*Profesar
la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un
solo Dios que es Amor (cf.
1 Jn
4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para
nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección
redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los
siglos en la espera del retorno glorioso del Señor (Carta Apostólica, 11 de
octubre).
*La fe, en efecto, crece cuando se
vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia
de gracia y gozo (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*La fe sólo crece y se fortalece
creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida
que abandonarse, en un in crescendo
continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande
porque tiene su origen en Dios.
*El corazón indica que el primer acto
con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y
transforma a la persona hasta en lo más íntimo (Carta Apostólica, 11 de
octubre).
*El conocimiento de los contenidos que
se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de
la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en
profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios
(Carta Apostólica, 11 de octubre).
*Profesar con la boca indica, a su
vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público (Carta
Apostólica, 11 de octubre).
*La fe es decidirse a estar con el
Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las
razones por las que se cree (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*La fe, precisamente porque es un acto
de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree
(Carta Apostólica, 11 de octubre).
*La misma profesión de fe es un acto
personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe
es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo,
signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la
salvación (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*El conocimiento de los contenidos de
la fe
es esencial para dar el propio asentimiento,
es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que
propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del
misterio salvífico revelado por Dios (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*El asentimiento que se presta implica
por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe,
ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su
misterio de amor (Carta Apostólica, 11 de octubre).
*En efecto, la fe está sometida más
que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de
mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al
de los logros científicos y tecnológicos (Carta Apostólica, 11 de octubre).
NOVIEMBRE
*Nuestra fe en Él, que vence nuestros
miedos, nuestras miserias, nos da acceso a un mundo nuevo, un mundo donde la
justicia y la verdad no son una parodia, un mundo de libertad interior y de
paz con nosotros mismos, con los otros y con Dios (Homilía, 20 de noviembre).
*Todos los que han recibido ese don
maravilloso de la fe, el don del encuentro con el Señor resucitado, sienten
también la necesidad de anunciarlo a los demás (Homilía, 20 de noviembre).
*La Iglesia existe para anunciar esta
Buena Noticia. Y este deber es siempre urgente (Homilía, 20 de noviembre).
*Sed testigos ardientes, con
entusiasmo, de la fe que habéis recibido! Haced brillar por doquier el rostro
amoroso de Cristo, especialmente ante los jóvenes que buscan razones para
vivir y esperar en un mundo difícil (Homilía, 20 de noviembre).
DICIEMBRE
*La fe cristiana da a la vida una base
más segura que la visión secularizada (Discurso, 17 de diciembre).
*Si la fe no adquiere nueva vitalidad,
con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con
Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces (Discurso, 22 de
diciembre).
*La alegría. ¿De dónde viene? ¿Cómo se
explica? Seguramente hay muchos factores que intervienen a la vez. Pero, según
mi parecer, lo decisivo es la certeza que proviene de la fe: yo soy amado.
Tengo un cometido en la historia. Soy aceptado, soy querido Discurso, 22 de
diciembre).
*El hombre puede aceptarse a sí mismo
sólo si es aceptado por algún otro. Tiene necesidad de que haya otro que le
diga, y no sólo de palabra: «Es bueno que tú existas». Sólo a partir de un
«tú», el «yo» puede encontrarse a sí mismo. Sólo si es aceptado, el «yo» puede
aceptarse a sí mismo (Discurso, 22 de diciembre).
*Quien no es amado ni siquiera puede
amarse a sí mismo. Este ser acogido proviene sobre todo de otra persona. Pero
toda acogida humana es frágil. A fin de cuentas, tenemos necesidad de una
acogida incondicionada. Sólo si Dios me acoge, y estoy seguro de ello, sabré
definitivamente: «Es bueno que yo exista». Es bueno ser una persona humana
(Discurso, 22 de diciembre).
*Allí donde falta la percepción del
hombre de ser acogido por parte de Dios, de ser amado por él, la pregunta
sobre si es verdaderamente bueno existir como persona humana, ya no encuentra
respuesta alguna. La duda acerca de la existencia humana se hace cada vez más
insuperable (Discurso, 22 de diciembre).
*Cuando llega a ser dominante la duda
sobre Dios, surge inevitablemente la duda sobre el mismo ser hombres. Hoy
vemos cómo esta duda se difunde. Lo vemos en la falta de alegría, en la
tristeza interior que se puede leer en tantos rostros humanos (Discurso, 22 de
diciembre).
*Sólo la fe me da la certeza: «Es
bueno que yo exista». Es bueno existir como persona humana, incluso en tiempos
difíciles. La fe alegra desde dentro (Discurso, 22 de diciembre).
AÑO 2012
ENERO
*En este designio de amor realizado en
Cristo, la fe en Dios es ante todo un don y un misterio que hemos de acoger en
el corazón y en la vida, y del cuál debemos estar siempre agradecidos al
Señors (Mensaje, 6 de enero).
*¿En qué se basa
esta fe en Dios Padre? Se basa en Jesucristo: su persona y su historia nos
revelan al Padre, nos lo dan a conocer, en la medida de lo posible, en este
mundo. Creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, permite «renacer de lo
alto», es decir, de Dios, que es Amor (Angelus, 8 de enero).
*Quiero subrayar el papel decisivo de
un guía espiritual en el camino de la fe y, en particular, en la respuesta a
la vocación de especial consagración al servicio de Dios y de su pueblo (Angelus,
15 de enero).
*La fe cristiana, por sí misma, supone
ya el anuncio y el testimonio: es decir, consiste en la adhesión a la buena
nueva de que Jesús de Nazaret murió y resucitó, y de que es Dios (Angelus, 15
de enero).
*La fe tiene una dimensión racional e
intelectual que le es esencial (discurso, 20 de enero).
FEBRERO
*Incluso frente a la muerte, la fe
puede hacer posible lo que humanamente es imposible. ¿Pero fe en qué? En el
amor de Dios. He aquí la respuesta verdadera que derrota radicalmente al Mal (Angelus,
5 de febrero).
*Una fe sin amor nunca será una fe
cristiana autentica (Homilía, 19 de febrero).
*La fe se orienta al amor (Homilía, 19
de febrero).
*Una fe egoísta no es una fe verdadera
(Homilía, 19 de febrero).
*Quien cree en Jesucristo y entra en
el dinamismo del amor que tiene su fuente en la Eucaristía, descubre la
verdadera alegría y, a su vez, es capaz de vivir según la lógica de este don
(Homilía, 19 de febrero).
*La verdadera fe es iluminada por el
amor y conduce al amor (Homilía, 19 febrero).
*Bautismo y fe son inseparables. El
Bautismo es el sacramento de la fe (Lectio divina, 23 de febrero).
*La fe tiene dos aspectos. Es un acto
profundamente personal: yo conozco a Cristo, me encuentro con Cristo y pongo
mi confianza en él (Lectio divina, 23 de febrero).
*Esa fe no
es sólo un acto personal de confianza, sino también un acto que tiene un
contenido. La fides qua
exige la fides quae,
el contenido de la fe, y el Bautismo expresa este contenido: la fórmula
trinitaria es el elemento sustancial del credo de los cristianos (Lectio
divina, 23 de febrero).
*No se puede vivir en un infantilismo
espiritual, en un infantilismo de fe: por desgracia, en nuestro mundo vemos
este infantilismo. Muchos, después de la primera catequesis, ya no han
proseguido; tal vez haya quedado este núcleo, o tal vez incluso se haya
destruido (Lectio divina, 23 de febrero).
*Ciertamente, en estos últimos
decenios, hemos vivido también otro sentido de la palabra «fe adulta». Se
habla de «fe adulta», es decir, emancipada del Magisterio de la Iglesia (Lectio
divina, 23 de febrero).
MARZO
*El mal no tiene la última palabra
sobre nuestra vida, sino que la fe en Cristo Salvador nos dice que el amor de
Dios es el que vence (Mensaje, 15 de marzo).
*Nosotros, gracias a la luz de la fe,
podemos ver mejor muchas cosas que también la razón puede ver, pero
precisamente la fe sirve asimismo para liberar a la razón de los falsos
intereses y de los oscurecimientos de los intereses (Entrevista, 23 de marzo).
*Fe y razón son necesarias y
complementarias en la búsqueda de la verdad. Dios creó al hombre con una
innata vocación a la verdad y para esto lo dotó de razón. No es ciertamente la
irracionalidad, sino el afán de verdad, lo que promueve la fe cristiana
(Homilía, 28 de marzo).
ABRIL
*Para poder vivir y amar nuestra fe,
para poder amar a Dios y llegar por tanto a ser capaces de escucharlo del modo
justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro
corazón han de ser interpelados por su palabra (Homilía, 5 de abril).
*La fe, que nos muestra la luz de
Dios, es la verdadera iluminación, es una irrupción de la luz de Dios en
nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz (Homilía, 7 de
abril).
MAYO
*Ciencia y fe tienen una reciprocidad
fecunda, casi una exigencia complementaria de la inteligencia de lo real.
Pero, de modo paradójico, precisamente la cultura positivista, excluyendo la
pregunta sobre Dios del debate científico, determina la declinación del
pensamiento y el debilitamiento de la capacidad de inteligencia de lo real
(Discurso, 3 de mayo).
*El
cristianismo, religión del Logos,
no relega la fe
al ámbito de lo irracional, sino que atribuye el origen y el sentido de la
realidad a la Razón creadora, que en el Dios crucificado se manifestó como
amor y que invita a recorrer el camino del
quaerere Deum: «Yo soy el camino, la verdad
y la vida» (Discurso, 3 de mayo).
*Y es precisamente recorriendo la
senda de la fe como el hombre se hace capaz de descubrir incluso en las
realidades de sufrimiento y de muerte, que atraviesan su existencia, una
posibilidad auténtica de bien y de vida (Discurso, 3 de mayo).
*El depósito de la fe es un tesoro
inestimable que cada generación debe transmitir a la sucesiva, conquistando
corazones para Jesucristo y formando las mentes en el conocimiento, en la
comprensión y en el amor a su Iglesia (Discurso, 5 de mayo).
*De hecho, la fe, por su
misma naturaleza, exige una conversión constante e integral a la plenitud de
la verdad revelada en Cristo. Él es el Logos creador, en el que todas las
cosas han sido creadas y en el que todas las realidades subsisten (cf.
Col 1, 17); es el
nuevo Adán, que revela la verdad última sobre el hombre y sobre el mundo en el
que vivimos (Discurso, 5 de mayo).
*Cada uno debe preocuparse por su fe
personal, por vivirla concretamente y por seguir desarrollándola. Pero en
nuestra fe no estamos solos, aislados de los demás. Creemos con y en la
comunidad de la Iglesia (Mensaje, 14 de mayo).
*La
fe no es, primariamente, acción humana, sino don gratuito de Dios, que arraiga
en su fidelidad, en su «sí», que nos hace comprender cómo vivir nuestra
existencia amándolo a él y a los hermanos (Audiencia, 30 de mayo).
AGOSTO
*En nosotros hay espacio para Dios y
esta presencia de Dios en nosotros, tan importante para iluminar al mundo en
su tristeza, en sus problemas, esta presencia se realiza en la fe: en la fe
abrimos las puertas de nuestro ser para que Dios entre en nosotros, para que
Dios pueda ser la fuerza que da vida y camino a nuestro ser (Homilía, 15 de
agosto).
SEPTIEMBRE
*La fe es un don para ser compartido;
un talento que se nos entrega para que dé fruto; una luz que no puede
permanecer oculta (Discurso, 7 de septiembre).
*La fe es el don más importante que
nos ha sido dado en la vida: no podemos guardarlo sólo para nosotros
(Discurso, 7 de septiembre).
*La transmisión de la fe cristiana es
una misión esencial para la Iglesia (Exhortación Apostólica-85, 14 de
septiembre).
OCTUBRE
*Es la fe la que nos proporciona una
casa en este mundo, la que nos reúne en una única familia y nos hace a todos
hermanos y hermanas (Homilía, 4 de octubre).
*La fe nos hace habitar, vivir, pero
también nos hace caminar por la senda de la vida (Homilía, 4 de octubre).
*La fe no quita nada a la criatura
humana, sino que permite su plena y definitiva realización (Homilía, 4 de
octubre).
*La fe debe convertirse en llama del
amor, llama que encienda realmente mi ser, se convierta en la gran pasión de
mi ser, y así encienda al prójimo (Meditación, 8 de octubre).
*La fe vivida abre el corazón a la
Gracia de Dios que libera del pesimismo (Homilía, 11 de octubre).
*La fe constituye la adhesión personal
―que incluye todas nuestras facultades― a la revelación del amor gratuito y
«apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en
Jesucristo (Mensaje, 15 de octubre).
* Toda la vida cristiana consiste en
responder al amor de Dios. La primera respuesta es precisamente la fe, acoger
llenos de estupor y gratitud una inaudita iniciativa divina que nos precede y
nos reclama (Mensaje, 15 de octubre).
*El «sí» de la fe marca el comienzo de
una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra
existencia y le da pleno sentido (Mensaje, 15 de octubre).
*La fe es conocer la verdad y
adherirse a ella [cf. 1 Tm
2,4]; la caridad es «caminar» en la verdad [cf.
Ef 4,15]. Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la
caridad se vive y se cultiva esta amistad [cf.
Jn 15,14s]. La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y
Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica [cf.
Jn 13,13-17]. En la fe somos
engendrados como hijos de Dios [cf.
Jn 1,12s]; la caridad nos hace perseverar concretamente en este vínculo
divino y dar el fruto del Espíritu Santo [cf.
Ga 5,22]. La fe nos lleva a
reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad
hace que fructifiquen [cf. Mt 25,14-30] (Mensaje, 15 de octubre).
*Nunca podemos separar, o incluso
oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas
por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica»
(mensaje, 15 de 0ctubre).
*Una fe sin obras es como un árbol sin
frutos: estas dos virtudes (fe y caridad) se necesitan recíprocamente
(Mensaje, 15 de octubre).
*La fe, don y respuesta, nos da a
conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena
y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el
prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que
precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte
(Mensaje, 15 de octubre).
*La fe precede a la caridad, pero se
revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de
la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad
(«saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como
cumplimiento de todas las virtudes (Mensaje, 15 de octubre).
*Tener fe en el
Señor no es un hecho que interesa sólo a nuestra inteligencia, el área del
saber intelectual, sino que es un cambio que involucra la vida, la totalidad
de nosotros mismos: sentimiento, corazón, inteligencia, voluntad, corporeidad,
emociones, relaciones humanas (Audiencia, 17 de octubre).
*Con la fe cambia
verdaderamente todo en nosotros y para nosotros, y se revela con claridad
nuestro destino futuro, la verdad de nuestra vocación en la historia, el
sentido de la vida, el gusto de ser peregrinos hacia la Patria celestial
(Audiencia, 17 de octubre).
*Pero —nos
preguntamos— ¿la fe es verdaderamente la fuerza transformadora en nuestra
vida, en mi vida? ¿O es sólo uno de los elementos que forman parte de la
existencia, sin ser el determinante que la involucra totalmente? (Audiencia,
17 de octubre).
*La fe en un Dios
que es amor, y que se ha hecho cercano al hombre encarnándose y donándose Él
mismo en la cruz para salvarnos y volver a abrirnos las puertas del Cielo,
indica de manera luminosa que sólo en el amor consiste la plenitud del hombre
(Audiencia, 17 de octubre).
*La fe afirma que no
existe verdadera humanidad más que en los lugares, gestos, tiempos y formas
donde el hombre está animado por el amor que viene de Dios, se expresa como
don, se manifiesta en relaciones ricas de amor, de compasión, de atención y de
servicio desinteresado hacia el otro (Audiencia, 17 de octubre).
*La fe cristiana,
operosa en la caridad y fuerte en la esperanza, no limita, sino que humaniza
la vida; más aún, la hace plenamente humana (Audiencia, 17 de octubre).
*La fe es acoger
este mensaje transformador en nuestra vida, es acoger la revelación de Dios,
que nos hace conocer quién es Él, cómo actúa, cuáles son sus proyectos para
nosotros (Audiencia, 17 de octubre).
*He aquí entonces la
maravilla de la fe: Dios, en su amor, crea en nosotros —a través de la obra
del Espíritu Santo— las condiciones adecuadas para que podamos reconocer su
Palabra (Audiencia, 17 de
octubre).
*La Iglesia, nacida
del costado de Cristo, se ha hecho portadora de una nueva esperanza sólida:
Jesús de Nazaret, crucificado y resucitado, salvador del mundo, que está
sentado a la derecha del Padre y es el juez de vivos y muertos. Este es el
kerigma, el anuncio central y rompedor de la fe (Audiencia, 17 de
octubre).
*Pero desde los
inicios se planteó el problema de la «regla de la fe», o sea, de la fidelidad
de los creyentes a la verdad del Evangelio, en la que permanecer firmes; a la
verdad salvífica sobre Dios y sobre el hombre que hay que custodiar y
transmitir (Audiencia, 17 de octubre).
*Pero ¿dónde
hallamos la fórmula esencial de la fe? ¿Dónde encontramos las verdades que nos
han sido fielmente transmitidas y que constituyen la luz para nuestra vida
cotidiana? La respuesta es sencilla: en el Credo, en la Profesión de fe o
Símbolo de la fe nos enlazamos al acontecimiento originario de la Persona y de
la historia de Jesús de Nazaret (Audiencia, 17 de octubre).
*También hoy
necesitamos que el Credo sea mejor conocido, comprendido y orado. Sobre todo
es importante que el Credo sea, por así decirlo, «reconocido» (Audiencia, 17
de octubre).
*En el Credo se
injerta la vida moral del cristiano, que en él encuentra su fundamento y su
justificación (Audiencia, 17 de octubre).
*Es un deber de la
Iglesia transmitir la fe, comunicar el Evangelio, para que las verdades
cristianas sean luz en las nuevas transformaciones culturales, y los
cristianos sean capaces de dar razón de la esperanza que tienen ( Audiencia,
17 de octubre).
*Frecuentemente el
cristiano ni siquiera conoce el núcleo central de la propia fe católica, del
Credo, de forma que deja espacio a un cierto sincretismo y relativismo
religioso, sin claridad sobre las verdades que creer y sobre la singularidad
salvífica del cristianismo. Actualmente no es tan remoto el peligro de
construirse, por así decirlo, una religión auto-fabricada (Audiencia, 17 de
octubre).
*Desearía que
quedara claro que estos contenidos o verdades de la fe [FIDES
quae] se vinculan directamente
a nuestra cotidianeidad; piden una conversión de la existencia, que da vida a
un nuevo modo de creer en Dios FIDES qua] (Audiencia, 17 de octubre).
*La luz de la fe ilumina esta
oscuridad, nos hace comprender que cada existencia tiene un valor inestimable,
porque es fruto del amor de Dios. Él ama también a quien se ha alejado de él;
tiene paciencia y espera, es más, él ha entregado a su Hijo, muerto y
resucitado, para que nos libere radicalmente del mal (Mensaje, 18 de octubre).
*¿Tiene aún sentido
la fe en un mundo donde ciencia y técnica han abierto horizontes hasta hace
poco impensables? ¿Qué significa creer hoy? (Audiencia, 24 de octubre).
*En nuestro tiempo
es necesaria una renovada educación en la fe, que comprenda ciertamente un
conocimiento de sus verdades y de los acontecimientos de la salvación, pero
que sobre todo nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo, de
amarle, de confiar en Él, de forma que toda la vida esté involucrada en ello
(Audiencia, 24 de octubre).
*La fe nos dona
precisamente esto: es un confiado entregarse a un «Tú» que es Dios, quien me
da una certeza distinta, pero no menos sólida que la que me llega del cálculo
exacto o de la ciencia (Audiencia, 24 de octubre).
*La fe no es un
simple asentimiento intelectual del hombre a las verdades particulares sobre
Dios; es un acto con el que me confío libremente a un Dios que es Padre y me
ama; es adhesión a un «Tú» que me dona esperanza y confianza (Audiencia, 24 de
octubre).
*La fe es creer en
este amor de Dios que no decae frente a la maldad del hombre, frente al mal y
la muerte, sino que es capaz de transformar toda forma de esclavitud, donando
la posibilidad de la salvación (Audiencia, 24 de octubre).
*Tener fe, entonces,
es encontrar a este «Tú», Dios, que me sostiene y me concede la promesa de un
amor indestructible que no sólo aspira a la eternidad, sino que la dona; es
confiarme a Dios con la actitud del niño, quien sabe bien que todas sus
dificultades, todos sus problemas están asegurados en el «tú» de la madre
(Audiencia, 24 de octubre).
*La posibilidad de
salvación a través de la fe es un don que Dios ofrece a todos los hombres
(Audiencia, 24 de octubre).
*Pienso que
deberíamos meditar con mayor frecuencia —en nuestra vida cotidiana,
caracterizada por problemas y situaciones a veces dramáticas— en el hecho de
que creer cristianamente significa este abandonarme con confianza en el
sentido profundo que me sostiene a mí y al mundo, ese sentido que nosotros no
tenemos capacidad de darnos, sino sólo de recibir como don, y que es el
fundamento sobre el que podemos vivir sin miedo. Y esta certeza liberadora y
tranquilizadora de la fe debemos ser capaces de anunciarla con la palabra y
mostrarla con nuestra vida de cristianos (Audiencia, 24 de octubre).
*La confianza en la
acción del Espíritu Santo nos debe impulsar siempre a ir y predicar el
Evangelio, al valiente testimonio de la fe; pero, además de la posibilidad de
una respuesta positiva al don de la fe, existe también el riesgo del rechazo
del Evangelio, de la no acogida del encuentro vital con Cristo (Audiencia, 24
de octubre).
*Pero preguntémonos:
¿de dónde obtiene el hombre esa apertura del corazón y de la mente para creer
en el Dios que se ha hecho visible en Jesucristo muerto y resucitado, para
acoger su salvación, de forma que Él y su Evangelio sean la guía y la luz de
la existencia? Respuesta: nosotros podemos creer en Dios porque Él se acerca a
nosotros y nos toca, porque el Espíritu Santo, don del Resucitado, nos hace
capaces de acoger al Dios viviente (Audiencia, 24 de octubre).
*La fe es ante todo
un don sobrenatural, un don de Dios (Audiencia, 24 de octubre).
*En la base de
nuestro camino de fe está el bautismo, el sacramento que nos dona el Espíritu
Santo, convirtiéndonos en hijos de Dios en Cristo, y marca la entrada en la
comunidad de fe, en la Iglesia: no se cree por uno mismo, sin el prevenir de
la gracia del Espíritu; y no se cree solos, sino junto a los hermanos. Del
bautismo en adelante cada creyente está llamado a revivir y hacer propia esta
confesión de fe junto a los hermanos (Audiencia, 24 de octubre).
*La fe es don de
Dios, pero es también acto profundamente libre y humano (Audiencia, 24 de
octubre).
*Creer es fiarse con
toda libertad y con alegría del proyecto providencial de Dios sobre la
historia, como hizo el patriarca Abrahán, como hizo María de Nazaret.
*Así pues la fe es
un asentimiento con el que nuestra mente y nuestro corazón dicen su «sí» a
Dios, confesando que Jesús es el Señor. Y este «sí» transforma la vida, le
abre el camino hacia una plenitud de significado, la hace nueva, rica de
alegría y de esperanza fiable (Audiencia, 24 de octubre).
*La fe es un don,
pues es Dios quien toma la iniciativa y nos sale al encuentro; y así la fe es
una respuesta con la que nosotros le acogemos como fundamento estable de
nuestra vida. Es un don que transforma la existencia porque nos hace entrar en
la misma visión de Jesús, quien actúa en nosotros y nos abre al amor a Dios y
a los demás (Audiencia, 31 de octubre).
*Cierto: el acto de
fe es un acto eminentemente personal que sucede en lo íntimo más profundo y
que marca un cambio de dirección, una conversión personal: es mi existencia la
que da un vuelco, la que recibe una orientación nueva (Audiencia, 31 de
octubre).
*Pero este creer mío
no es el resultado de una reflexión solitaria propia, no es el producto de un
pensamiento mío, sino que es fruto de una relación, de un diálogo, en el que
hay un escuchar, un recibir y un responder; comunicar con Jesús es lo que me
hace salir de mi «yo» encerrado en mí mismo para abrirme al amor de Dios Padre
(Audiencia, 31 de octubre).
*Es como un
renacimiento en el que me descubro unido no sólo a Jesús, sino también a
cuantos han caminado y caminan por la misma senda; y este nuevo nacimiento,
que empieza con el bautismo, continúa durante todo el recorrido de la
existencia (Audiencia, 31 de octubre).
*No puedo construir
mi fe personal en un diálogo privado con Jesús, porque la fe me es donada por
Dios a través de una comunidad creyente que es la Iglesia y me introduce así,
en la multitud de los creyentes, en una comunión que no es sólo sociológica,
sino enraizada en el eterno amor de Dios que en Sí mismo es comunión del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; es Amor trinitario (Audiencia, 31 de
octubre).
*Nuestra fe es
verdaderamente personal sólo si es también comunitaria: puede ser mi fe sólo
si se vive y se mueve en el «nosotros» de la Iglesia, sólo si es nuestra fe,
la fe común de la única Iglesia (Audiencia, 31 de octubre).
*Los domingos, en la
santa misa, recitando el «Credo», nos expresamos en primera persona, pero
confesamos comunitariamente la única fe de la Iglesia. Ese «creo» pronunciado
singularmente se une al de un inmenso coro en el tiempo y en el espacio, donde
cada uno contribuye, por así decirlo, a una concorde polifonía en la
fe(Audiencia, 31 de octubre).
*La fe nace en la
Iglesia, conduce a ella y vive en ella (Audiencia, 31 de octubre).
*La Iglesia, por lo
tanto, desde el principio es el lugar de la fe, el lugar de la transmisión de
la fe, el lugar donde, por el bautismo, se está inmerso en el Misterio Pascual
de la muerte y resurrección de Cristo, que nos libera de la prisión del
pecado, nos da la libertad de hijos y nos introduce en la comunión con el Dios
Trinitario (Audiencia, 31 de octubre).
*La fe es una virtud
teologal, donada por Dios, pero transmitida por la Iglesia a lo largo de la
historia. El propio san Pablo, escribiendo a los Corintios, afirma que les ha
comunicado el Evangelio que a su vez también él había recibido (Audiencia, 31
de octubre).
*Un cristiano que se
deja guiar y plasmar poco a poco por la fe de la Iglesia, a pesar de sus
debilidades, límites y dificultades, se convierte en una especie de ventana
abierta a la luz del Dios vivo que recibe esta luz y la transmite al mundo
(Audiencia, 31 de octubre).
*La tendencia, hoy
difundida, a relegar la fe a la esfera de lo privado contradice por lo tanto
su naturaleza misma. Necesitamos la Iglesia para tener confirmación de nuestra
fe y para experimentar los dones de Dios (Audiencia, 31 de octubre).
*En un mundo en el
que el individualismo parece regular las relaciones entre las personas,
haciéndolas cada vez más frágiles, la fe nos llama a ser Pueblo de Dios, a ser
Iglesia, portadores del amor y de la comunión de Dios para todo el género
humano (Audiencia, 31 de octubre).
NOVIEMBRE
*Debemos por ello
sostener que es posible también en nuestra época, aparentemente tan
refractaria a la dimensión trascendente, abrir un camino hacia el auténtico
sentido religioso de la vida, que muestra cómo el don de la fe no es absurdo,
no es irracional (Audiencia, 4 de noviembre).
*En nuestro tiempo se ha verificado un
fenómeno particularmente peligroso para la fe: existe una forma de ateísmo que
definimos, precisamente, «práctico», en el cual no se niegan las verdades de
la fe o los ritos religiosos, sino que simplemente se consideran irrelevantes
para la existencia cotidiana, desgajados de la vida, inútiles (Audiencia, 14
de noviembre).
*¿Qué respuestas
está llamada entonces a dar la fe, con «delicadeza y respeto», al ateísmo, al
escepticismo, a la indiferencia hacia la dimensión vertical, a fin de que el
hombre de nuestro tiempo pueda seguir interrogándose sobre la existencia de
Dios y recorriendo los caminos que conducen a Él? (Audiencia, 14 de
noviembre).
*Un camino que
conduce al conocimiento y al encuentro con Dios es el camino de la fe. Quien
cree está unido a Dios, está abierto a su gracia, a la fuerza de la caridad
(Audiencia, 14 de noviembre).
*La fe es encuentro
con Dios que habla y actúa en la historia, y que convierte nuestra vida
cotidiana, transformando en nosotros mentalidad, juicios de valor, opciones y
acciones concretas (Audiencia, 14 de noviembere).
*La fe no es
espejismo, fuga de la realidad, cómodo refugio, sentimentalismo, sino
implicación de toda la vida y anuncio del Evangelio, Buena Noticia capaz de
liberar a todo el hombre (Audiencia, 14 de noviembre).
*Hoy muchos tienen
una concepción limitada de la fe cristiana, porque la identifican con un mero
sistema de creencias y de valores, y no tanto con la verdad de un Dios que se
ha revelado en la historia, deseoso de comunicarse con el hombre de tú a tú en
una relación de amor con Él (Audiencia, 14 de noviembre).
*La fe lleva a
descubrir que el encuentro con Dios valora, perfecciona y eleva cuanto hay de
verdadero, de bueno y de bello en el hombre (Audiencia, 21 de noviembre).
*Mientras Dios se
revela y se deja conocer, el hombre llega a saber quién es Dios, y
conociéndole se descubre a sí mismo, su propio origen, su destino, la grandeza
y la dignidad de la vida humana (Audiencia, 21 de noviembre).
*La fe permite un
saber auténtico sobre Dios que involucra toda la persona humana: es un
«saber», esto es, un conocer que da sabor a la vida, un gusto nuevo de
existir, un modo alegre de estar en el mundo (Adiencia, 21 de noviembre).
*La fe se expresa en
el don de sí por los demás, en la fraternidad que hace solidarios, capaces de
amar, venciendo la soledad que entristece (Audiencia, 21 de noviembre).
*El conocimiento de
Dios a través de la fe no es por ello sólo intelectual, sino vital. Es el
conocimiento de Dios-Amor, gracias a su mismo amor (Audiencia, 21 de
noviembre).
*El conocimiento de
Dios es por ello experiencia de fe e implica, al mismo tiempo, un camino
intelectual y moral: alcanzados en lo profundo por la presencia del Espíritu
de Jesús en nosotros, superamos los horizontes de nuestros egoísmos y nos
abrimos a los verdaderos valores de la existencia (Audiencia, 21 de
noviembre).
*La tradición
católica, desde el inicio, ha rechazado el llamado fideísmo, que es la
voluntad de creer contra la razón (Audiencia, 21 de noviembre).
*Credo
quia absurdum (creo porque es absurdo) no
es fórmula que interprete la fe católica (Audiencia, 21 de noviembre).
*Dios, en efecto, no
es absurdo, sino que es misterio. El misterio, a su vez, no es irracional,
sino sobreabundancia de sentido, de significado, de verdad. Si, contemplando
el misterio, la razón ve oscuridad, no es porque en el misterio no haya luz,
sino más bien porque hay demasiada ( Audiencia, 21 de noviembre).
*Dios, con su
gracia, ilumina la razón, le abre horizontes nuevos, inconmensurables e
infinitos. Por esto la fe constituye un estímulo a buscar siempre, a nunca
detenerse y a no aquietarse jamás en el descubrimiento inexhausto de la verdad
y de la realidad (Audiencia, 21 de noviembre).
*Es falso el
prejuicio de ciertos pensadores modernos según los cuales la razón humana
estaría como bloqueada por los dogmas de la fe. Es verdad exactamente lo
contrario, como han demostrado los grandes maestros de la tradición católica
(Audiencia, 21 de noviembre).
*Intelecto y fe,
ante la divina Revelación, no son extraños o antagonistas, sino que ambos son
condición para comprender su sentido, para recibir su mensaje auténtico,
acercándose al umbral del misterio (Audiencia, 21 de noviembre).
*San Agustín, junto
a muchos otros autores cristianos, es testigo de una fe que se ejercita con la
razón, que piensa e invita a pensar. En esta línea, san Anselmo dirá en su
Proslogion que la fe católica
es fides quaerens intellectum,
donde buscar la inteligencia es acto interior al creer (Audiencia, 21 de
noviembre).
*Será sobre todo
santo Tomás de Aquino —fuerte en esta tradición— quien se confronte con la
razón de los filósofos, mostrando cuánta nueva y fecunda vitalidad racional
deriva hacia el pensamiento humano desde la unión con los principios y de las
verdades de la fe cristiana (Audiencia, 21 de noviembre).
*La fe católica es,
por lo tanto, razonable y nutre confianza también en la razón humana
(Audiencia, 21 de noviembre).
*En el irresistible
deseo de verdad, sólo una relación armónica entre fe y razón es el camino
justo que conduce a Dios y al pleno cumplimiento de sí (Audiencia, 21 de
noviembre).
*El verdadero bien
de la humanidad, accesible en la fe, abre el horizonte en el que se debe mover
su camino de descubrimiento (Audiencia, 21 de noviembre).
*La fe, vivida
realmente, no entra en conflicto con la ciencia; más bien coopera con ella
ofreciendo criterios de base para que promueva el bien de todos, pidiéndole
que renuncie sólo a los intentos que —oponiéndose al proyecto originario de
Dios— pueden producir efectos que se vuelvan contra el hombre mismo
(Audiencia, 21 de noviembre).
*Es razonable creer:
si la ciencia es una preciosa aliada de la fe para la comprensión del plan de
Dios en el universo, la fe permite al progreso científico que se lleve a cabo
siempre por el bien y la verdad del hombre, permaneciendo fiel a dicho plan
(Audiencia, 21 de noviembre).
DICIEMBRE
*¿Qué es, por lo
tanto, el acto de fe? Es la respuesta del hombre a la Revelación de Dios, que
se da a conocer, que manifiesta su designio de benevolencia; es, por usar una
expresión agustiniana, dejarse aferrar por la Verdad que es Dios, una Verdad
que es Amor (Audiencia, 5 de diciembre).
*Fe es un «cambio de
mentalidad», porque el Dios que se ha revelado en Cristo y ha dado a conocer
su designio de amor, nos aferra, nos atrae a Sí, se convierte en el sentido
que sostiene la vida, la roca sobre la que la vida puede encontrar estabilidad
(Audiencia, 5 de diciembre).
*La fe es acoger en
la vida la visión de Dios sobre la realidad, dejar que sea Dios quien nos guíe
con su Palabra y los Sacramentos para entender qué debemos hacer, cuál es el
camino que debemos recorrer, cómo vivir. Al mismo tiempo, sin embargo, es
precisamente comprender según Dios, ver con sus ojos lo que hace fuerte la
vida, lo que nos permite «estar de pie», y no caer (Audiencia, 5 de
diciembre).
AÑO 2013
ENERO
*Este modo de obrar de Dios es un
fuerte estímulo para interrogarnos sobre el realismo de nuestra fe, que no
debe limitarse al ámbito del sentimiento, de las emociones, sino que debe
entrar en lo concreto de nuestra existencia, debe tocar nuestra vida de cada
día y orientarla también de modo práctico (Audiencia, 9 de enero).
*La fe necesita ser
sostenida por medio de una doctrina capaz de iluminar la mente y el corazón de
los creyentes (Carta Apostólica, 16 de enero).
*El
Credo
comienza así: «Creo en Dios». Es una afirmación fundamental, aparentemente
sencilla en su esencialidad, pero que abre al mundo infinito de la relación
con el Señor y con su misterio. Creer en Dios implica adhesión a Él, acogida
de su Palabra y obediencia gozosa a su revelación (Audiencia, 23 de enero).
*Poder decir que creo en Dios es, por lo tanto, a
la vez un don —Dios se revela, viene a nuestro encuentro— y un compromiso, es
gracia divina y responsabilidad humana, en una experiencia de diálogo con Dios
que, por amor, «habla a los hombres como amigos» [Dei
Verbum,
2], nos habla a fin de que, en la fe y con la fe, podamos entrar en comunión
con Él (Audiencia, 23 de enero).
*La fe nos hace
peregrinos, introducidos en el mundo y en la historia, pero en camino hacia la
patria celestial (Audiencia, 23 de enero).
*Creer en Dios nos
hace, por lo tanto, portadores de valores que a menudo no coinciden con la
moda y la opinión del momento, nos pide adoptar criterios y asumir
comportamientos que no pertenecen al modo de pensar común (Audiencia, 23 de
enero).
*El cristiano no
debe tener miedo a ir «a contracorriente» por vivir la propia fe, resistiendo
la tentación de «uniformarse» (Audiencia, 23 de enero).
*En muchas de
nuestras sociedades Dios se ha convertido en el «gran ausente» y en su lugar
hay muchos ídolos, ídolos muy diversos, y, sobre todo, la posesión y el «yo»
autónomo (Audiencia, 23 de enero).
*Es el bendito mundo
de la fe al que todos estamos llamados, para caminar sin miedo siguiendo al
Señor Jesucristo. Y es un camino algunas veces difícil, que conoce también la
prueba y la muerte, pero que abre a la vida, en una transformación radical de
la realidad que sólo los ojos de la fe son capaces de ver y gustar en plenitud
(Audiencia, 23 de enero).
*Afirmar «creo en
Dios» nos impulsa, entonces, a ponernos en camino, a salir continuamente de
nosotros mismos, justamente como Abrahán, para llevar a la realidad cotidiana
en la que vivimos la certeza que nos viene de la fe: es decir, la certeza de
la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia que trae vida
y salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que jamás
conocerá el ocaso (Audiencia, 23 de enero).
FEBRERO
*La fe, por lo tanto, implica saber
reconocer lo invisible distinguiendo sus huellas en el mundo visible. El
creyente puede leer el gran libro de la naturaleza y entender su lenguaje;
pero es necesaria la Palabra de revelación, que suscita la fe, para que el
hombre pueda llegar a la plena consciencia de la realidad de Dios como Creador
y Padre (Audiencia, 6 de febrero).
*Vivir de fe quiere decir reconocer la
grandeza de Dios y aceptar nuestra pequeñez, nuestra condición de creaturas
dejando que el Señor la colme con su amor y crezca así nuestra verdadera
grandeza (Audiencia, 6 de febrero).
*Sí, alegrémonos por el don de la fe;
es el bien más precioso, que nadie nos puede arrebatar. Por ello demos gracias
al Señor cada día, con la oración y con una vida cristiana coherente. Dios nos
ama, pero espera que también nosotros lo amemos (Audiencia, 27 de febrero).
Recapitulados por: P. Mariano
Esteban Caro
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