Sumos Pontífices
Benedicto XVI
Vida
AÑO 2006
MAYO
*Ante la supresión directa de un ser humano no puede haber ni componendas ni
tergiversaciones; no es posible pensar que una sociedad pueda combatir
eficazmente el crimen cuando ella misma legaliza el delito en el ámbito de la
vida naciente (Discurso, 13 de mayo).
JUNIO
*La Iglesia promueve ciertamente una “cultura de la vida”, generosa y creadora
de esperanza, y no sólo por motivos estrictamente confesionales (Discurso, 30
de junio).
DICIEMBRE
*Por lo que se refiere al derecho a la vida, es preciso denunciar el estrago
que se hace de ella en nuestra sociedad: además de las víctimas de los
conflictos armados, del terrorismo y de diversas formas de violencia, hay
muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación
sobre los embriones y la eutanasia (Mensaje, 8 de diciembre).
*El derecho a la vida y a la libre expresión de la propia fe en Dios no están
sometidos al poder del hombre (Mensaje, 8 de diciembre).
*El nacimiento de Cristo nos ayuda a tomar conciencia del valor de la vida
humana, de la vida de todo ser humano, desde su primer instante hasta su ocaso
natural (Ángelus, 24 de diciembre).
AÑO 2007
FEBRERO
*La vida, que es obra de Dios, no se debe negar a nadie, ni siquiera al más
pequeño e indefenso de los niños por nacer, mucho menos cuando tiene graves
discapacidades (Ángelus, 4 de febrero).
*De la verdad “hacer el bien y evitar el mal” brotan los demás principios más
particulares. Uno de esos principios es el del respeto a la vida humana desde
su concepción hasta su término natural, pues este bien no es propiedad del
hombre, sino don gratuito de Dios (Discurso, 12 de febrero).
SEPTIEMBRE
*El derecho humano fundamental, el presupuesto de todos los demás derechos, es
el derecho a la vida misma. Esto vale para la vida en el momento de la
concepción hasta la muerte natural (Discurso, 7 de septiembre).
*El aborto no puede ser un derecho humano; es exactamente lo opuesto. Es una
“profunda herida social” (Discurso, 7 de septiembre).
*La vida es siempre una opción: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e
infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal (Homilía, 23 de
septiembre).
DICIEMBRE
*El más allá no es un lugar donde acabaremos después de la muerte, sino la
realidad de Dios, la plenitud de vida, a la que todo ser humano, por decirlo
así, tiende (Homilía, 1 de diciembre).
AÑO 2008
FEBRERO
*Los agentes de las diversas actividades
caritativas, siguiendo los pasos de Cristo, están llamados a ser
testigos del valor de la vida, en todas sus
expresiones, defendiendo especialmente la vida de los débiles y de los
enfermos (Discurso, 29 de febrero).
MAYO
*La vida es siempre un don inestimable; cada vez que surge, percibimos la
potencia de la acción creadora de Dios que se fía del hombre y, de este modo,
lo llama a construir el futuro con la fuerza de la esperanza (Discurso, 10 de
mayo).
*Es necesario testimoniar de manera concreta que el respeto a la vida es la
primera justicia que se debe aplicar (Discurso, 12 de mayo).
*El seguidor de Cristo está llamado a ser cada vez más “profeta” de una verdad
que jamás podrá eliminarse: únicamente Dios es Señor de la vida. Él conoce,
ama, quiere y guía a todo hombre (Discurso, 12 de mayo).
JULIO
*Nuestro corazón y nuestra mente
anhelan una visión de la vida donde reine el
amor, donde se compartan los dones, donde se construya la unidad, donde la
libertad tenga su propio significado en la verdad y donde la identidad se
encuentre en una comunión respetuosa (Discurso, 17 de julio).
*La vida es siempre un don inestimable; cada vez que surge, percibimos la
potencia de la acción creadora de Dios, que se fía del hombre y, de este modo,
lo llama a construir el futuro con la fuerza de la esperanza (Discurso, 10 de
mayo).
*Toda persona necesita tener un “centro” de su vida, un manantial de verdad y
de bondad del cual tomar para afrontar las diversas situaciones y la fatiga de
la vida diaria (Ángelus, 1 de junio).
AÑO 2009
FEBRERO
*La Iglesia proclama incesantemente: la vida humana es bella y debe vivirse en
plenitud también cuando es débil y está envuelta en el misterio del
sufrimiento (Mensaje, 2 de febrero).
ABRIL
*Nunca se insistirá bastante en que el derecho a la vida debe ser reconocido
en toda su amplitud (Discurso, 3 de abril).
JUNIO
*La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo
(Encíclica-28, 29 de junio).
*A la plaga difusa, trágica del aborto, podría añadirse en el futuro, aunque
ya subrepticiamente in nuce, una sistemática planificación eugenésica de los
nacimientos (Encíclica-75, 29 de junio).
*Se va abriendo paso una mens eutanasica, manifestación no menos abusiva del
dominio sobre la vida, que en ciertas condiciones ya no se considera digna de
ser vivida (Encíclica-75, 29 de junio).
AÑO 2010
FEBRERO
*El apoyo
a la eutanasia ataca el corazón mismo de la
concepción cristiana de la dignidad de la vida humana (Discurso, 5 de
febrero).
*Desde el primer instante, la vida del hombre se caracteriza por ser vida
humana y por esto siempre portadora de dignidad, en todo lugar y a pesar de
todo (Discurso, 13 de febrero).
*En el momento del dolor es cuando surgen de manera
más aguda en el corazón del hombre las
preguntas últimas sobre el sentido de la propia vida (Exhortación
Apostólica-106, 30 de septiembre).
*Mientras la palabra del hombre parece enmudecer ante el misterio del mal y
del dolor, y nuestra sociedad parece valorar la existencia sólo cuando ésta
tiene un cierto grado de eficiencia y bienestar, la Palabra de Dios nos revela
que también las circunstancias adversas son misteriosamente «abrazadas» por
la ternura de Dios (Exhortación Apostólica-106, 30 de septiembre).
*La fe que nace del encuentro con la divina Palabra
nos ayuda a considerar
la vida humana
como digna de ser vivida en plenitud también cuando está aquejada por el mal
(Exhortación Apostólica-106, 30 de septiembre).
*Dios ha creado al hombre para la felicidad y para
la vida, mientras que la enfermedad y la muerte han entrado en el mundo como
consecuencia del pecado (Exhortación Apostólica-106, 30 de septiembre).
*Pero el Padre de la vida es el médico del hombre por excelencia y no deja de
inclinarse amorosamente sobre la humanidad afligida (Exhortación
Apostólica-106, 30 de septiembre).
*El culmen de la cercanía de Dios al sufrimiento del hombre lo contemplamos en
Jesús mismo, que es «Palabra encarnada. Sufrió con nosotros y murió. Con su
pasión y muerte asumió y transformó hasta el fondo nuestra debilidad»
(Exhortación Apostólica-106, 30 de septiembre).
*La
cercanía de Jesús a los que sufren no se ha interrumpido,
se prolonga en el tiempo por la acción del Espíritu Santo en la misión de la
Iglesia, en la Palabra y en los sacramentos, en los hombres de buena voluntad,
en las actividades de asistencia que las comunidades promueven con caridad
fraterna, enseñando así el verdadero rostro de Dios y su amor (Exhortación
Apostólica-106, 30 de septiembre).
*El Sínodo da gracias a Dios por estos testimonios espléndidos, a menudo
escondidos, de tantos cristianos –sacerdotes, religiosos y laicos– que han
prestado y siguen prestando sus manos, sus ojos y su corazón a Cristo,
verdadero médico de los cuerpos y las almas (Exhortación Apostólica-106, 30 de
septiembre).
*El Sínodo exhorta a continuar prestando ayuda a las personas enfermas,
llevándoles la presencia vivificante del Señor Jesús en la Palabra y en la
Eucaristía. Que se les ayude a leer la Escritura y a descubrir que,
precisamente en su condición, pueden participar de manera particular en el
sufrimiento redentor de Cristo para la salvación del mundo (Exhortación
Apostólica-106, 30 de septiembre).
OCTUBRE
*Por tanto, sería totalmente falsa e ilusoria cualquier defensa de los
derechos humanos políticos, económicos y sociales que no incluyeran la
enérgica defensa del
derecho a la vida
desde la concepción hasta la muerte natural (Discurso, 28 de octubre).
*También como parte de los esfuerzos hacia los más débiles y más indefensos,
¿hay algo más indefenso que un niño no nacido o un paciente en estado
vegetativo o terminal? (Discurso, 28 de octubre).
*Cuando los proyectos políticos contemplan, abierta o veladamente, la
descriminalización del
aborto o de la eutanasia,
el ideal democrático - que sólo es verdaderamente tal cuando reconoce y tutela
la dignidad de toda la persona humana - es traicionado en sus bases (Discurso,
28 de octubre).
NOVIEMBRE
*Es imprescindible que los nuevos desarrollos tecnológicos en el campo médico
nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana, de modo que
quienes padecen enfermedades o minusvalías psíquicas o físicas puedan recibir
siempre aquel amor y atenciones que los haga sentirse valorados como personas
en sus necesidades concretas (Discurso, 7 de noviembre).
*Orar por los que están al servicio de los que sufren, trabajando
incansablemente para que las personas con discapacidades puedan ocupar su
justo lugar en la sociedad y no sean marginadas a causa de sus limitaciones
(Discurso, 7 de noviembre).
*Quisiera reconocer, de manera especial, el testimonio fiel de los sacerdotes
y visitadores de enfermos en sus casas, en los hospitales o en otras
instituciones especializadas. Ellos encarnan ese importante ministerio de
consolación ante las fragilidades de nuestra condición, que la Iglesia busca
desempeñar con los mismos sentimientos del Buen Samaritano (Discurso, 7 de
noviembre).
*La salud es un bien precioso para la persona y la colectividad que hay que
promover, conservar y tutelar, dedicando medios, recursos y energías
necesarias para que más personas puedan acceder a ella (Mensaje, 15 de
noviembre).
*Por desgracia, aún hoy permanece el problema de muchas poblaciones del mundo
que no tienen acceso a los recursos necesarios para satisfacer las necesidades
fundamentales, de forma particular en lo que respecta a la salud (Mensaje, 15
de noviembre).
*Es necesario trabajar con mayor empeño a todos los niveles para que el
derecho a la salud se haga efectivo, favoreciendo el acceso a los cuidados
sanitarios primarios (Mensaje, 15 de noviembre).
*En nuestra época se asiste por una parte a una atención a la salud que corre
el riesgo de transformarse en consumismo farmacológico, médico y quirúrgico,
convirtiéndose casi en un culto del cuerpo, y por otra parte, a la dificultad
de millones de personas de acceder a condiciones de subsistencia mínimas y a
fármacos indispensables para curarse (Mensaje, 15 de noviembre).
*También en el campo de la salud, parte integrante de la existencia de cada
uno y del bien común, es importante instaurar una verdadera justicia
distributiva que garantice a todos, sobre la base de las necesidades
objetivas, cuidados adecuados (Mensaje, 15 de noviembre).
*El mundo de la salud no puede sustraerse a las reglas morales que deben
gobernarlo para que no se convierta en inhumano (Mensaje, 15 de noviembre).
*Se promueve la justicia cuando se acoge la vida del otro y se asume la
responsabilidad hacia él, respondiendo a sus expectativas, porque en él se
capta el rostro mismo del Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre
(Mensaje, 15 de noviembre).
*El Pueblo de Dios peregrino por los senderos tortuosos de la historia une sus
esfuerzos a los de tantos otros hombres y mujeres de buena voluntad para dar
un rostro verdaderamente humano a los sistemas sanitarios (Mensaje, 15 de
noviembre).
*La justicia sanitaria debe estar entre las prioridades en la agenda de los
Gobiernos y de las instituciones internacionales. Por desgracia, junto a
resultados positivos y alentadores, hay opiniones y líneas de pensamiento que
la hieren: me refiero a cuestiones como las relacionadas con la llamada “salud
reproductiva”, con el recurso a técnicas artificiales de procreación que
comportan la destrucción de embriones, o con la eutanasia legalizada (Mensaje,
15 de noviembre).
*El amor a la justicia, la tutela de la vida desde su concepción hasta su
término natural, el respeto de la dignidad de todo ser humano, deben ser
sostenidos y testimoniados, incluso contra corriente (Mensaje, 15 de
noviembre).
*El misterio de la Encarnación del Señor y el inicio de la vida humana están
íntima y armónicamente conectados entre sí en el único designio salvífico de
Dios, Señor de la vida de todos y cada uno (Homilía, 27 de noviembre).
*La encarnación nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda
vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable (Homilía, 27 de
noviembre).
*En esta línea se coloca la solicitud de la Iglesia
por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los
adultos y por el oscurecimiento de las conciencias. La Iglesia continuamente
reafirma cuanto declaró el Concilio Vaticano II contra el aborto y toda
violación de la vida naciente: “La vida, una vez concebida, debe ser protegida
con el máximo cuidado" [ibid., n. 51] (Homilía, 27 de
noviembre).
*Respecto al embrión en el seno materno, la ciencia
misma pone en evidencia su autonomía capaz de interacción con la madre, la
coordinación de sus procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la
creciente complejidad del organismo. No se trata de un cúmulo de material
biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un
nuevo individuo de la especie humana. Así lo fue para Jesús en el seno de
María; así lo ha sido para cada uno de nosotros, en el seno de la madre. Con
el antiguo autor cristiano Tertuliano podemos afirmar: “Es ya un hombre aquel
que lo será" (Apologético, IX, 8); no hay ninguna
razón para no considerarlo persona desde la concepción (Homilía, 27 de
noviembre).
*Por desgracia, también después del nacimiento, la vida de los niños sigue
estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los
abusos, a la violencia, a la explotación. Las múltiples violaciones de sus
derechos que se cometen en el mundo hieren dolorosamente la conciencia de todo
hombre de buena voluntad (Homilía, 27 de noviembre).
*Ante el triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida
del hombre, antes y después del nacimiento, hago
mío el apasionado llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de
todos y de cada uno: “¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida
humana ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad
verdadera, paz y felicidad!” [Enc.
Evangelium vitae,
5] (Homilía, 27 de noviembre).
*Exhorto a los protagonistas de la política, de la economía y de la
comunicación social a hacer cuanto esté en sus posibilidades para promover una
cultura siempre respetuosa de la vida humana, para procurar condiciones
favorables y redes de apoyo a la acogida y al desarrollo de esta (Homilía, 27
de noviembre).
*A la Virgen María, que acogió al Hijo de Dios hecho hombre con su fe, con su
seno materno, con el cuidado solícito, con el acompañamiento solidario y
vibrante de amor, confiamos la oración y el compromiso a favor de la vida
naciente (Homilía, 27 de noviembre).
DICIEMBRE
*Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Por eso, toda
persona es titular del derecho
sagrado a una
vida íntegra, también desde el punto de vista
espiritual (Mensaje, 8 de diciembre).
*La Iglesia afirma que el derecho a la vida del inocente es inviolable, y que
debe tener prioridad sobre todos los demás supuestos. De este modo, dirige la
atención hacia un principio moral objetivo, basado en la ley natural, cuyo
contenido es accesible a la recta razón y no depende de decisiones políticas o
del consenso social (Discurso, 19 de diciembre).
AÑO 2011
FEBRERO
*Espero que todos se esfuercen por hacer que crezca
la cultura de la vida, para poner en el centro, en cualquier circunstancia, el
valor del ser humano. Según la fe y la razón, la dignidad de la persona no se
puede reducir a sus facultades o a las capacidades que pueda manifestar y, por
tanto, no disminuye cuando la persona es débil, inválida y necesitada de ayuda
(Ángelus, 6 de febrero).
*La temática del síndrome post-aborto —es decir, el grave malestar psíquico
que con frecuencia experimentan las mujeres que han recurrido al aborto
voluntario— revela la voz irreprimible de la conciencia moral, y la herida
gravísima que sufre cada vez que la acción humana traiciona la innata vocación
al bien del ser humano, que ella testimonia (Discurso, 26 de febrero).
*En esta reflexión sería útil también prestar atención a la conciencia, a
veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo dejan solas a las
mujeres embarazadas (Discurso, 26 de febrero).
*Los médicos, en particular, no pueden descuidar la grave tarea de defender
del engaño la conciencia de numerosas mujeres que piensan que en el aborto
encontrarán la solución a dificultades familiares, económicas, sociales, o a
problemas de salud de su niño. Especialmente en esta última situación, con
frecuencia se convence a la mujer —a veces lo hacen los propios médicos— de
que el aborto no sólo representa una opción moralmente lícita, sino que es
incluso un acto «terapéutico» debido para evitar sufrimientos al niño y a su
familia, y un peso «injusto» para la sociedad (Discurso, 26 de febrero).
*En un marco cultural caracterizado por el eclipse del sentido de la vida, en
el cual se ha atenuado mucho la percepción común de la gravedad moral del
aborto y de otras formas de atentados contra la vida humana, se exige a los
médicos una fortaleza especial para seguir afirmando que el aborto no resuelve
nada, sino que mata al niño, destruye a la mujer y ciega la conciencia del
padre del niño, arruinando a menudo la vida familiar (Discurso, 26 de
febrero).
*Esta tarea, sin embargo, no concierne sólo a la profesión médica y a los
agentes sanitarios. Es necesario que toda la sociedad se alinee en defensa del
derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer, que nunca,
en ninguna circunstancia, podrá realizarse en la opción del aborto (Discurso,
26 de febrero).
*Igualmente, serás necesario proporcionar las ayudas necesarias a las mujeres
que lamentablemente ya han recurrido al aborto y ahora están viviendo todo su
drama moral y existencial (Discurso, 26 de febrero).
AGOSTO
*La juventud, lo hemos recordado otras veces, es la
edad en la que la vida se desvela a la persona con toda la riqueza y plenitud
de sus potencialidades, impulsando la búsqueda de metas más altas que den
sentido a la misma. Por eso, cuando el dolor aparece en el horizonte de una
vida joven, quedamos desconcertados y quizá nos preguntemos: ¿Puede seguir
siendo grande la vida cuando irrumpe en ella el sufrimiento? A este respecto,
en mi encíclica sobre la esperanza cristiana, decía: “La grandeza de la
humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y
con el que sufre (…). Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no
es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea
compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e
inhumana” [Spe
salvi,
38]. Estas palabras reflejan una larga tradición de
humanidad que brota del ofrecimiento que Cristo hace de sí mismo en la Cruz
por nosotros y por nuestra redención. Jesús y, siguiendo sus huellas, su Madre
Dolorosa y los santos son los testigos que nos enseñan a vivir el drama del
sufrimiento para nuestro bien y la salvación del mundo (Discurso, 20 de
agosto).
*Estos testigos nos hablan, ante todo, de la dignidad de cada vida humana,
creada a imagen de Dios. Ninguna aflicción es capaz de borrar esta impronta
divina grabada en lo más profundo del hombre. Y no solo: desde que el Hijo de
Dios quiso abrazar libremente el dolor y la muerte, la imagen de Dios se nos
ofrece también en el rostro de quien padece (Discurso, 20 de agosto).
*Esta especial predilección del Señor por el que
sufre nos lleva a mirar al otro con ojos limpios, para darle, además de las
cosas externas que precisa, la mirada de amor que necesita. Pero esto
únicamente es posible realizarlo como fruto de un encuentro personal con
Cristo. De ello sois muy conscientes vosotros, religiosos, familiares,
profesionales de la salud y voluntarios que vivís y trabajáis cotidianamente
con estos jóvenes. Vuestra vida y dedicación proclaman la grandeza a la que
está llamado el hombre: compadecerse y acompañar por amor a quien sufre, como
ha hecho Dios mismo. Y en vuestra hermosa labor resuenan también las palabras
evangélicas: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más
pequeños, conmigo lo hicisteis” [Mt
25, 40] (Discurso, 20 de agosto).
*Por otro lado, vosotros sois también testigos del bien inmenso que constituye
la vida de estos jóvenes para quien está a su lado y para la humanidad entera.
De manera misteriosa pero muy real, su presencia suscita en nuestros
corazones, frecuentemente endurecidos, una ternura que nos abre a la
salvación. Ciertamente, la vida de estos jóvenes cambia el corazón de los
hombres y, por ello, estamos agradecidos al Señor por haberlos conocido
(Discurso, 20 de agosto).
*Queridos amigos, nuestra sociedad, en la que
demasiado a menudo se pone en duda la dignidad inestimable de la vida, de cada
vida, os necesita: vosotros contribuís decididamente a edificar la
civilización del amor. Más aún, sois protagonistas de esta civilización. Y
como hijos de la Iglesia ofrecéis al Señor vuestras vidas, con sus penas y sus
alegrías, colaborando con Él y entrando “a formar parte de algún modo del
tesoro de compasión que necesita el género humano” [Spe salvi,
40] (Discurso, 20 de agosto).
NOVIEMBRE
*Una sociedad sólo es verdaderamente humana cuando protege sin reservas y
respeta la dignidad de cada persona desde su concepción hasta el momento de su
muerte natural. Sin embargo, si decidiera «descartar» a sus miembros más
necesitados de protección, excluir a hombres de ser hombres, se comportaría de
un modo profundamente inhumano y también de un modo no verdadero respecto de
la igualdad —evidente para toda persona de buena voluntad— de la dignidad de
todas las personas, en todas las fases de la vida (Discurso, 7 de noviembre).
*La investigación científica brinda una oportunidad única para explorar la
maravilla del universo, la complejidad de la naturaleza y la belleza peculiar
del universo, incluida la vida humana. Sin embargo, dado que los seres humanos
están dotados de alma inmortal y han sido creados a imagen y semejanza de
Dios, hay dimensiones de la existencia humana que están más allá de los
límites que las ciencias naturales son capaces de determinar. Si se superan
estos límites, se corre el grave riesgo de que la dignidad única y la
inviolabilidad de la vida humana puedan subordinarse a consideraciones
meramente utilitaristas. Pero si, en cambio, se respetan debidamente estos
límites, la ciencia puede dar una contribución realmente notable a la
promoción y a la salvaguarda de la dignidad del hombre: de hecho, en esto
radica su verdadera utilidad (Discurso, 12 de noviembre).
*El hombre, agente de la investigación científica, en su naturaleza biológica
a veces será el objeto de esa investigación. A pesar de ello, su dignidad
trascendente le da siempre el derecho de seguir siendo el último beneficiario
de la investigación científica y de nunca quedar reducido a su instrumento
(Discurso, 12 de noviembre).
*La mentalidad pragmática que con tanta frecuencia influye en la toma de
decisiones en el mundo de hoy está demasiado inclinada a aprobar cualquier
medio que permita alcanzar el objetivo anhelado, a pesar de la amplia
evidencia de las consecuencias desastrosas de este modo de pensar. Cuando el
objetivo que se busca es tan deseable como el descubrimiento de una curación
para enfermedades degenerativas, los científicos y los responsables de las
políticas tienen la tentación de ignorar las objeciones éticas y proseguir
cualquier investigación que parezca ofrecer una perspectiva de éxito
(Discurso, 12 de noviembre).
*Quienes defienden la investigación con células madre embrionarias con la
esperanza de alcanzar ese resultado cometen el grave error de negar el derecho
inalienable a la vida de todos los seres humanos desde el momento de la
concepción hasta su muerte natural (Discurso, 12 de noviembre).
*La destrucción incluso de una sola vida humana nunca se puede justificar por
el beneficio que probablemente puede aportar a otra. Sin embargo, en general,
no surgen problemas éticos cuando las células madre se extraen de los tejidos
de un organismo adulto, de la sangre del cordón umbilical en el momento del
nacimiento, o de fetos que han muerto por causas naturales (Discurso, 12 de
noviembre).
*Al llamar la atención sobre las necesidades de los indefensos, la Iglesia no
piensa sólo en los niños por nacer sino también en quienes no tienen fácil
acceso a tratamientos médicos costosos. La enfermedad no hace distinción de
personas, y la justicia exige que se haga todo lo posible para poner los
frutos de la investigación científica a disposición de todos los que pueden
beneficiarse de ellos, independientemente de sus posibilidades económicas. Por
consiguiente, además de las consideraciones meramente éticas, es preciso
afrontar cuestiones de índole social, económica y política para garantizar que
los avances de la ciencia médica vayan acompañados de una prestación justa y
equitativa de los servicios sanitarios (Discurso, 12 de noviembre).
*La postura de la Iglesia no admite ambigüedad alguna por lo que se refiere al
aborto. El niño en el seno materno es una vida humana que se ha de proteger.
El aborto, que consiste en eliminar a un inocente no nacido, es contrario a la
voluntad de Dios, pues el valor y la dignidad de la vida humana debe ser
protegida desde la concepción hasta la muerte natural (Exhort. Apost. Africae
Munus 70, 19 de noviembre).
*La defensa de la vida comporta también la erradicación de la ignorancia
mediante la alfabetización de la población y una educación de calidad que
abarque a toda la persona. A lo largo de su historia, la Iglesia Católica ha
prestado una atención especial a la educación. Ha sensibilizado, animado y
ayudado continuamente a los padres a vivir su responsabilidad de primeros
educadores de la vida y la fe de sus hijos (Exhort. Apost. Africae Munus 74,
19 de noviembre).
DICIEMBRE
*Reconocer con gratitud la
vida como un don inestimable lleva a descubrir la
propia dignidad profunda y la inviolabilidad de toda persona (Mensaje, 8 de
diciembre).
*La vida humana pertenece sólo a Dios, que nos la ha regalado, y no está
abandonada a merced de nadie, ¡ni siquiera a merced de nuestro libre albedrío!
Estamos llamados a custodiar la perla preciosa de nuestra vida y de la de los
demás (Discurso, 18 de diciembre).
AÑO 2012
NOVIEMBRE
*Cuando la vida se vuelve frágil, en los años de la vejez, jamás pierde su
valor y dignidad: cada uno de nosotros, en cualquier etapa de la existencia,
es querido, amado por Dios, cada uno es importante y necesario (Discurso, 12
de noviembre).
DICIEMBRE
*Tampoco es justo codificar de manera subrepticia falsos derechos o
libertades, que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano,
y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas encaminadas a favorecer un
pretendido derecho al aborto y a la eutanasia, amenazan el derecho fundamental
a la
vida (Mensaje, 8 de diciembre).
AÑO 2013
ENERO
*El aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es gravemente
contrario a la ley moral. Cuando afirma esto, la Iglesia no deja de tener
comprensión y benevolencia, también hacia la madre. Se trata, más bien, de
velar para que la ley no llegue a alterar injustamente el equilibrio entre el
derecho a la vida de la madre y el del niño no nacido, que pertenece a ambos
por igual (Discurso, 7 de enero).
Recopilados por: P. Mariano Esteban Caro
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